El ex presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ha hecho una pausa en su intensa agenda internacional, marcada por sus alianzas con los regímenes autoritarios de Venezuela y Marruecos, y se ha convertido en uno de los invitados estrella del acto de clausura del XXVI Congreso de la Internacional Socialista, celebrado el pasado fin de semana en Madrid. A lo largo de la ceremonia, ZP ha defendido la necesidad de establecer "un límite a la riqueza" como solución al problema de la pobreza.
En su intervención, Zapatero defendió que la Internacional Socialista debe ocuparse más del problema de la pobreza mundial, que cifró en 800 millones de personas. A este respecto, pidió plantear "si es posible o necesario" fijar ese tope a la riqueza, afirmando que "la pobreza no tiene límites" y, por tanto, "a los socialista nos corresponde anticiparnos a estos debates".
¿Qué nos dicen los datos? De acuerdo con los datos que ha publicado la OCDE, la pobreza global (ingreso diario inferior a 1,9 dólares diarios, medidos en paridad de poder adquisitivo) superó el umbral de los 800 millones durante buena parte de los cien últimos años. Sin embargo, en los últimos años se ha producido una mejora sostenida que ha permitido reducir el número de pobres hasta los 674 millones de personas.
Zapatero infló los datos
Para ser precisos, el año 2012 fue el último ejercicio en el que la cifra de personas en situación de pobreza superó los 800 millones, puesto que el dato observado entonces ascendió a 888,3 millones de afectados. En 2013, el número de afectados por la pobreza se había reducido a 763,7 millones de personas. Esta evolución a mejor se ha venido consolidando desde entonces.
Así, en 2014 se dio un nuevo descenso, cuando se produjo una caída hasta los 738,9 millones de pobres. Es cierto que la situación empeoró en 2015, cuando la cifra de afectados cayó a 789,9 millones de personas. Sin embargo, en 2016 se recuperó la tendencia positiva, con 721,1 millones de afectados, una cifra muy similar a los 719,6 millones de 2017.
Los últimos cálculos disponibles se corresponden con el año 2018 y sitúan la cifra de personas que viven por debajo del umbral de la a pobreza en 674,2 millones. En términos absolutos, esto significa que 214,1 millones de personas han salido de la pobreza entre 2012 y 2018 (o, lo que es lo mismo, la mejora se corresponde con un ritmo de avance equivalente a 97.762 pobres menos cada día). Si hablamos en términos relativos, el descenso observado ha sido del 24,1%.
En el siguiente gráfico podemos ver esta evolución:
Eso sí: es importante recalcar que, a lo largo del periodo analizado, el número de personas que viven en la Tierra ha aumentado con fuerza. Así, la población global ha crecido de 7.160 a 7.680 millones de personas a lo largo del periodo analizado (2012 a 2018). Es por eso que los datos referidos a la carencia material severa deberían analizarse en términos relativos, porque de esa forma podemos entender mejor el peso de la pobreza sobre el conjunto de la humanidad. Si hacemos este ejercicio, podemos ver que la cuota de la población en este tipo de circunstancia ha bajado del 13,2% al 8,8%, una mejora del 33,4%.
Por tanto, los datos que compartió Zapatero se topan frontalmente con la evidencia empírica. Y, precisamente por eso, conviene tomar con mucha cautela su mensaje, puesto que el ex presidente socialista no solo ha "inflado" la incidencia de la pobreza mundial en 214 millones de personas, sino que, además, tampoco se ha referido al buen desempeño de este indicador durante los últimos años.
Además, aunque ZP considera que la Internacional Socialista debería centrarse en estas cuestiones por encima de cualquier otro asunto, conviene recalcar que son precisamente los países con sistemas económicos más alejados del capitalismo los que presentan menores niveles de pobreza. De hecho, según el último Índice de Libertad Económica, la tasa de pobreza ronda el 6% en las economías más liberales, pero se dispara al 22% en los países con modelos socialistas.
Por último, conviene hacer referencia a la mirada económica de Zapatero, basada en plantear la actividad productiva como un juego de suma cero en el que la riqueza y la pobreza son dos vasos comunicantes y, al limitar lo primero, se reduce lo segundo. Si esto fuese así, el fortísimo incremento de la producción económica que se ha observado en los dos últimos siglos habría tenido el resultado directo de disparar la pobreza. Sin embargo, mientras que el PIB mundial es hoy 90 veces mayor que hace doscientos años, la tasa de pobreza ha caído durante ese mismo periodo del entorno del 90% a niveles inferiores al 10%.
Pensemos, además, en el limitadísimo alcance de la redistribución como mecanismo para combatir la pobreza. Si en España tomásemos como referencia la Lista Forbes que agrupa a las personas más ricas de nuestro país y procediésemos a repartir sus 143.000 millones de patrimonio conjunto entre los 47,3 millones de habitantes que tiene nuestro país, asignando una paga anual cada diez años, apenas mejoraríamos la renta media en un 0,9%. Y, por descontado, el resultado directo de semejante confiscación sería la desaparición de miles de empresas que, a su vez, generan millones de empleos de forma directa e indirecta.
De modo que el mensaje de Zapatero solo puede interpretarse como lo que verdaderamente es: un argumento tramposo y cínico, construido con datos falsos y basado en un razonamiento anti-económico. No deja de tener su gracia, eso sí, que quien lanza esta propuesta sea, al mismo tiempo, la misma persona que, cuando ocupó la jefatura de gobierno, eliminó el Impuesto sobre el Patrimonio…