El accionariado de Credit Suisse, que será absorbido por UBS tras el acuerdo alcanzado el 19 de marzo, se han reunido este martes en la que ha sido la última junta general de la entidad, y posiblemente una de las más tensas de sus historia. Así, los accionistas del banco, no consolados con las disculpas ofrecidas por su presidente, han descargado su ira por la mala gestión de los directivos.
Uno de los mayores reveses de los accionistas en las deliberaciones producidas durante la junta ha sido la negativa de estos a que los miembros de la cúpula ejecutiva de la entidad perciban sus salarios. Concretamente, la propuesta de compensación máxima para el comité ejecutivo de la entidad, que alcanzaría la suma de 34 millones de francos suizos (aproximadamente el mismo importe en euros) en concepto de remuneración fija solo ha contado con el 48,43% de los votos de los accionistas representados en la asamblea general.
El importe incluía salarios base, asignaciones basadas en funciones (si corresponde), pensión y otros beneficios, y tras su rechazo, la junta de la entidad ha indicado que "evaluará el resultado y determinará posibles medidas adicionales".
Por contra, la junta directiva (que no ejecutiva) ha corrido mejor suerte en la asamblea, ya que sus remuneraciones, que ascienden a los 13 millones, sí han sido aprobadas por un estrecho margen del 50,42% de los votos representados. Estos serán prorrateados desde la fecha de la junta general de accionistas hasta la fecha del cierre de la fusión prevista con UBS.
Además, los accionistas también han refrendado con un 55,67% de los votos que el actual presidente de la compañía, Axel P. Lehmann, siga desempeñando su puesto "por un período adicional hasta el cierre de la fusión prevista con UBS". Además, dado el carácter no ejecutivo de Lehmann como presidente del consejo, sí percibirá la parte correspondiente de su retribución.
"Avergonzado de este completo desastre"
Pese a lo relevante de estas deliberaciones, la junta general anual de Credit Suisse ha estado especialmente marcada por las duras críticas expresadas por sus accionistas.
"Siento que esta institución me ha engañado, y que el Gobierno no ha comunicado bien", afirmaba el primer accionista en intervenir, quien aseguró que los responsables de la entidad de 167 años de historia "se durmieron en los laureles durante los últimos 15 años".
"Tranquilos, no he traído una pistola", aseguró el accionista tras llamar la atención sobre el hecho de las altas medidas de seguridad que rodearon la asamblea de este año, donde la tensión era palpable y se oyeron incluso gritos desde el público.
Vincent Kauffmann, director de la Fundación Ethos, importante accionista compuesta por fondos de pensiones y otros inversores institucionales suizos, aseguró por su parte que ellos habían pedido en numerosas ocasiones que se investigaran las operaciones de riesgo de la entidad y sus numerosos escándalos, que en su opinión "habían arruinado su reputación".
Las protestas continuaban, e incluso un accionista mostró unas cáscaras de nueces para expresar el valor que ahora tenían las acciones de Credit Suisse, para después enseñar al público dos cocos vacíos, en referencia a la completa pérdida de valor de los bonos de deuda AT1, conocidos como CoCos (bono contingente convertible). Otro accionista, por su parte, llegó a asegurar que los responsables del banco "en la Edad Media, por acciones como las suyas, hubieran sido crucificados".
Ustedes tienen la culpa de esto, del daño causado al país, un daño que seguirá siendo visible dentro de unas décadas", aseguró otro accionista, Francesco de Giorgio, quien dijo sentirse "avergonzado de este completo desastre, como antiguo empleado y actual accionista".