La agencia europea de estadísticas, Eurostat, ha actualizado esta semana los datos más relevantes a nivel laboral del continente. Y lo ha hecho, por un lado, recogiendo las estadísticas a nivel nacional y, por el otro, en el ámbito regional. Aunque ninguna de ellas habla bien de nuestro mercado laboral pese al insistente triunfalismo de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz.
A la primera de las mediciones, actualizada a mes de abril de este año, estamos ya bien acostumbrados: España vuelve a liderar como el país con mayor tasa de paro de la Unión Europea, registrando un 12,7% de desempleo, solo dos décimas menos que hace un año. Además, nos situamos en un nivel que más que duplica el promedio de la UE, situado en el 6%, mientras que la media de la Eurozona se ubica en el 6,5%.
A España solo se le acerca Grecia, con un 11,2% de paro, mientras que la tercera, Italia, se ubica en el 7,8%. En el lado contrario de la clasificación, Chequia y Polonia sufrieron la tasa más baja de paro en abril, las dos con un 2,7%, seguidas de Malta (2,8 %) y Alemania (2,9 %).
Por su parte, España también registró la tasa de desempleo juvenil más alta de toda la UE, situándose en el 28,4 %, seguida por Grecia (27,4 %), Suecia (21 %) e Italia (20,4 %). La media de la eurozona, en contraste, se ubicó en el 13,9 %, mientras que el promedio de los Veintisiete registró un 13,8% de desempleo.
Las regiones españolas, a la cola
Por si la nefasta posición de nuestro país en cuanto a paro general y desempleo juvenil no fuera suficiente para demostrar el infierno laboral español, los datos regionales dan la puntilla. Y es que el drama del desempleo en España no es cosa de unas pocas regiones, sino un problema generalizado que coloca a nuestras Comunidades y Ciudades Autónomas entre las regiones europeas que más paro padecen.
En concreto, todas las CCAA registraron en 2022 una cifra de paro de al menos el 8,6% –que es la que obtuvo País Vasco –notablemente por encima de la media comunitaria. En este sentido, es preciso recalcar que de las 253 regiones que Eurostat tiene registradas en los datos de empleo, todas las españoles figuran entre las 56 con más paro. O en otras palabras, la región española con menos desempleo y que figura en el puesto 56, País Vasco, tiene detrás de sí 197 regiones europeas con menos paro.
Pero la situación es aun más preocupante si echamos un vistazo a las 30 regiones con más desempleo, porque 9 de ellas son españolas. Lideran el ranking Ceuta, Melilla y Andalucía, con unas sonrojantes tasas de paro del 28,4%, 21,6% y 19%, respectivamente. En el puesto séptimo se encuentra Canarias, con un 17,6%; o en el octavo, Extremadura, con un 17,3%, mientras que Castilla-La Mancha, Murcia, Valencia y Asturias figuran en los puestos 15º, 18º, 19º y 22º de Europa, respectivamente.
Y en lo que se refiere a los jóvenes de entre 15 y 29 años, Ceuta también registró el peor dato europeo, con un escalofriante 42,4%. Recordemos que la tasa media en la UE en 2022 fue del 11,3% de paro juvenil.
Además, si ampliamos la mirada y ordenamos todas las regiones europeas según su tasa de desempleo, la posición de España queda definitivamente por los suelos. Podemos observarlo en la imagen superior, donde es fácil percatarse de lo lejos que se sitúan las Comunidades y Ciudades Autónomas españolas, no solo de la media de la UE –ubicada en el entorno del 6%– sino de la amplia mayoría de las regiones europeas.
Pero por si todo esto fuera insuficiente, aun podemos observar la nefasta situación laboral en España a través de la siguiente gráfica, que nos ofrece un punto de vista más completo y general.
Podemos advertir cómo España figura como el país que presenta un rango de paro entre regiones más grande. Es decir, aquel en el que hay una diferencia mayor entre la región con más paro y la que menos. Y lo verdaderamente sorprendente es que este rango tan amplio se logra pese a que el mínimo de desempleo, registrado en País Vasco, es muy elevado si lo comparamos con los estándares europeos. Así, nuestra cota mínima es más elevada que la cota máxima de la mayoría de países de la UE. O, en otras palabras, un ciudadano que viva en la región con menos paro de España estaría mejor (en términos de probabilidad de estar parado) viviendo en prácticamente cualquier región de la Unión Europea, incluso aunque dicha región fuera la más atrasada en empleo de su respectivo país.