El estercolero en el que los okupas han convertido un piso de Cartagena antes de irse
Los propietarios de las viviendas okupadas no son las únicas víctimas de esta lacra que el Gobierno pretende silenciar. Miles de vecinos sufren la llamada okupación indirecta, teniendo que soportar cada día daños colaterales como insultos, robos y una suciedad extrema que deriva en plagas de ratones y cucarachas.
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¿Síndrome de Diógenes?
Los okupas de un edificio de Cartagena están amargando la existencia a la única propietaria que reside en él. Hace unos días, dos familias que vivían juntas abandonaron uno de los pisos, que siempre había olido mal. Cuando los vecinos entraron, descubrieron que la casa estaba repleta de basura por todas partes.
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Una auténtica marranada
María, la propietaria que ha relatado su historia a Libre Mercado y que fue la encargada de limpiarlo, asegura que el frigorífico lo tuvieron que tirar “porque no había por dónde cogerlo". Según denuncia, lo que encontraron era “una auténtica marranada".
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Basura por todas partes
De la cocina al salón, pasando por las habitaciones y los baños... todo estaba repleto de basura y comida podrida, lo que hizo que ratones, cucharachas y todo tipo de bichos encontraran en ese piso su mejor hogar.
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12 litros de lejía
La vecina se tiró dos días enteros limpiando de sol a sol: “He gastado 12 litros de lejía, desinfectantes, matacucarachas y he tenido que matar ratas a palazos".
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Habitaciones destartaladas
Las habitaciones también estaban totalmente destrozadas, con colchones por los suelos y mobiliario roto. Según la vecina, en el piso vivían dos madres con hijos adolescentes y bebés. No en vano, en la foto se puede ver el colchón de uno de los niños pequeños.
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Enseres amontonados
Al abandonar la vivienda, ambas dejaron allí todo tipo de enseres. Incluso juguetes de sus hijos. Ninguna habitación escapaba al caos.
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Ratas por todas partes
Entre las innumerables fotografías que la vecina ha mostrado a Libre Mercado, varias corresponden a las ratas que han aparecido tanto en el piso en cuestión como en las zonas comunes.
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Suciedad en las zonas comunes
A la suciedad de estas zonas también han contribuido el resto de okupas que han pasado por este edificio en los últimos cuatro años, ya que, salvo el piso de esta particular, el resto pertenecen a los herederos de un promotor y a un fondo de inversión.
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Prácticas peligrosas
El año pasado, en San Juan, los okupas quemaron una silla de bebé y la lanzaron contra un cuadro de luces, con el consecuente peligro que podía haber tenido una cosa así.
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Robos de todo tipo
Los robos también han sido una constante. A la única propietaria que reside en este bloque, le han cortado los cables de la tele, pero, además, estos individuos se dedican a robar las tuberías de cobre que encuentran a su paso.
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Ascensores sellados
Ante el temor de que también robaran las puertas de los ascensores, con el peligro que eso podría conllevar, los propietarios no tuvieron más remedio que sellarlas, quedándose así sin poder utilizar este servicio.
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Insultos y amenazas
Y por si todo esto fuera poco, los vecinos civilizados reciben todo tipo de insultos y amenazas tanto verbalmente como por escrito.
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