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José María Rotellar

La lección de los socialistas portugueses a Sánchez

El presidente del Gobierno presume de unos datos que no son el reflejo de la realidad, sino de la anestesia introducida por el ingente gasto público.

El presidente del Gobierno presume de unos datos que no son el reflejo de la realidad, sino de la anestesia introducida por el ingente gasto público.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez | Europa Press

Pedro Sánchez, en su distanciamiento de la realidad, defiende que su política económica genera una gran prosperidad, que es ejemplo internacional. Presume de unos datos que sabe, o debería saber, que no son fiel reflejo de la realidad, sino de la anestesia introducida por el ingente gasto público que el Gobierno ha desplegado, aumentando la deuda en 375.000 millones de euros desde que gobierna, elevando el gasto y déficit estructurales, que deja a la economía española en una posición muy frágil.

Ese gasto, además, sólo ha conseguido sostener artificialmente la economía, no se ha empleado como inversión que mejorase la estructura productiva y elevase el crecimiento potencial, sino que se ha limitado a ser un gran parche con el que tapar el agujero que las políticas socialistas están provocando en los fundamentales de la economía nacional.

Tanto presumir de la excepción ibérica y, realmente, la gestión de Sánchez van a ser la excepción ibérica y europea, pero en el plano negativo, pues con mirar a nuestro vecino, Portugal, nos damos cuenta de cómo la diferencia entre las políticas económicas aplicadas dan resultados distintos.

En ambos países, han gobernado partidos de izquierdas en los últimos años. Sin embargo, Portugal ha adoptado medidas algo más liberales y España ha aplicado una política sumamente intervencionista.

Los resultados son muy distintos. Eso hace que Portugal esté prosperando cada vez más y que la economía española se esté quedando rezagada. Es verdad que España es el principal país de la Península Ibérica, tanto por tamaño como por riqueza, pero de seguir esta tónica, puede llegar a perder esa importancia como destino de inversiones y ciudadanos.

Así, desde hace años, Portugal aplica una política de atracción de contribuyentes que le está dando muy buenos resultados: Portugal ofrece tipos bajos para las personas físicas y menos trabas para las personas jurídicas -aunque últimamente hay riesgos de que den marcha atrás-. Esto hace que muchas personas se estén yendo a Portugal para instalar allí su residencia, elemento que merma las posibilidades de crecimiento de España.

Desde las distintas restricciones durante la pandemia hasta los impuestos, pasando por el nivel de empleo, Portugal mantiene un mejor comportamiento que el desarrollo de la economía española. Si Portugal cuenta con menores limitaciones, si tiene los impuestos más bajos y si ofrece un país con menos trabas, en España sucede todo lo contrario. Al final, los agentes económicos votan con los pies y se marchan al destino más agradable, que, en este caso, debido al mérito portugués, es Portugal. Y distintas políticas dan distintos resultados:

Crecimiento del PIB intertrimestral: Portugal crece el triple que España en el ITR-2023. Así, crece un 1,6% frente al 0,6% español.

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Portugal tiene una tasa de paro que casi la mitad de la española, con un 6,8% frente al 12,7% español.

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En cuanto al paro juvenil, Portugal tiene diez puntos menos España: 18,3% frente al 28,4%, respectivamente.

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Eso hace que desde el momento anterior a la pandemia, Portugal ha visto cómo su PIB per cápita en términos reales crece un 3,32% entre 2019 y 2022 (último dato publicado) y España retrocede un 2,38% en ese mismo período. Es decir, Portugal aumenta su riqueza y España la disminuye.

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Es verdad que el gobierno portugués puede estar empezando a dar marcha atrás, en lo que sería un gran error por su parte, pero la realidad que se ha dado en los últimos años es de una mayor prosperidad en Portugal que en España debido al menor intervencionismo de su política económica.

Sánchez, por tanto, no tiene nada de lo que presumir, salvo en la ciencia ficción en la que parece haberse instalado, pues sus registros, sin el gasto público, serían pésimos, y con el gasto público son peores que los de Portugal, peores que los de toda la UE, pues España sigue siendo el único país de la UE que no ha recuperado el nivel de actividad real previo a la pandemia -en 2022 lo habían alcanzado todos, menos España-, y con una deuda extremadamente alta.

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Esa política económica es la de Sánchez, que deja unos registros pobres y unos desequilibrios estructurales muy preocupantes, dejando al próximo gobierno la difícil gestión de la enorme deuda que ha endosado a todos los españoles.

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