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José María Rotellar

El mercado laboral se desinfla en julio

La desaceleración laboral continúa, desgraciadamente, fruto de la desaceleración económica, que si todavía no se constata de manera más intensa se debe tanto a la campaña turística como a la anestesia del gasto público.

La desaceleración laboral continúa, desgraciadamente, fruto de la desaceleración económica, que si todavía no se constata de manera más intensa se debe tanto a la campaña turística como a la anestesia del gasto público.
EUROPA PRESS

Aunque el Gobierno venda, un mes más, otra cosa, el empleo se desinfla. El paro apenas baja, sube si se desestacionaliza, los afiliados crecen poco, las tasas interanuales reducen mucho su crecimiento, cae el número de contratos y desciende el número de autónomos, con lo que hay poco que celebrar, ya que se constata una desaceleración importante que ya va cobrando tendencia en el mercado laboral, tal y como muestran los datos.

Paro registrado

El paro baja en 10.968 personas, pero la bajada mensual es la tercera peor de un mes de julio desde 2011. Y la bajada se debe fundamentalmente al momento estacional en el que nos encontramos, el inicio de la campaña de verano, pues al desestacionalizar el dato, el paro sube en 5.509 personas.

Y si no es peor el dato en junio se debe a que esa bajada es impulsada por dos CCAA gobernadas por el PP: Andalucía, donde más baja (-5.166 parados) y la segunda, Madrid (-2.926 parados).

Por otra parte, en tasa interanual baja en 205.938 personas, que es el cuarto peor dato interanual de los últimos diez años (el tercero, sin contar 2020, cuando operaban las restricciones por la pandemia), con lo que la bajada no es especialmente destacable para este mes, hecho que muestra la ralentización interanual de la bajada del paro, comparando períodos homogéneos. La bajada se queda en menos de la mitad de lo que bajaba en junio del año pasado.

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De nuevo, la bajada de paro interanual no se ralentiza más gracias a que donde más baja es en Andalucía (-69.166 personas).

Adicionalmente, España tiene la mayor tasa de paro de la UE, con un 11,7%, y la mayor tasa de paro juvenil de la UE, con un 27,4%.

Por sectores, se reduce el paro mensualmente en todos los sectores (menos en la construcción), pero de una manera muy tímida, especialmente en sector servicios, que debería destacar dada la temporada de verano en la que nos encontramos y cuyo descenso mensual se queda en un escuálido 0,37%: agricultura, con 1.860 parados menos; industria (-964 parados); construcción (+1.187 parados); servicios (-7.126 parados). Baja en el grupo "sin empleo anterior", al hacerlo en 2.203 parados.

Disminuye el desempleo femenino, en 5.833 personas y el masculino baja en 5.135 personas.

El paro entre los jóvenes (menores de 25 años) desciende en 453 personas, pero siguen liderando, tristemente, la tasa de paro juvenil europea, con una tasa de paro juvenil del 27,4%, además de ser el séptimo país de la UE con más porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan.

Los demandantes de empleo ocupados, donde se encuadran los indefinidos fijos-discontinuos que cesan actividad, aumenta en 86.957 personas en julio, que muestra que realmente hay al menos ese número de personas que probablemente tenía un empleo temporal y que se encontraría incluido en el número de parados de no haber sido reconvertido en fijo-discontinuo debido al cambio normativo que se llevó a cabo. Esto es especialmente preocupante, pues se produce en una época de alta contratación, con lo que esa potencial destrucción de empleo -con reflejo en menor afiliados- que muestra ese aumento de demandantes de empleo indica la desaceleración de la economía.

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Si los sumamos a los 123.463 personas en los que aumentó en octubre, a las 110.697 que aumentó en noviembre, a las 31.227 en que se incrementó en diciembre, a las 28.014 personas en que se incrementó en enero, a las 4.571 personas en las que se incrementó en febrero, al descenso en 64.186 personas de marzo, al descenso de 70.226 personas en abril, al descenso de 17.543 de mayo, y al aumento de 70.729 personas en junio, llegamos a la cifra de 303.703 nuevos demandantes de empleo ocupados, que se explicarían por el cese de actividad de fijos-discontinuos, que antes, al cesar actividad pasaban a la situación de parados y ahora quedan excluidos de la relación del paro registrado.

Contratos

El empleo que se crea no es sólido: realmente, no se crea empleo, sino que se reparte empleo, en línea con el descenso de horas trabajadas que muestra la contabilidad nacional trimestral respecto al último trimestre de 2019, de manera desestacionalizada. De hecho, este mes descienden con fuerza los contratos indefinidos en tasa interanual, haciéndolo un 17,43%, equivalente a 119.552 contratos indefinidos menos en tasa interanual, que demuestra que los incrementos del año pasado se debían al artificio de la reforma laboral, que obliga a la transformación de temporales en indefinidos fijos-discontinuos.

El número total de contratos desciende un 13,54% en tasa interanual, decimocuarto mes consecutivo en el que desciende dicho número de contratos. Además, más de la mitad (un 61,11%) de los contratos indefinidos del mes son o a tiempo parcial o fijos-discontinuos.

En 2022 hubo, al menos, un artificio de más de un millón y medio de este tipo de contratos acumulado en el año, con muchos trabajadores que firman varios contratos indefinidos a lo largo del mes al haberse prohibido la contratación temporal y no optar algunas empresas por la figura del fijo-discontinuo, sino por breves contratos indefinidos. En enero, febrero y marzo de 2023, prosiguió el efecto del artificio normativo, que empezó a corregirse, por comparación estadística, en abril y continúa, por los mismos motivos, en mayo, junio y julio.

Cuando dichos contratos, antes temporales, acababan, engrosaban las listas del paro. Al pasar a fijos discontinuos, cuando cesan actividad no son considerados parados (de hecho, el incremento de los demandantes de empleo ocupados en la suma global de los últimos meses indica la merma en los datos de paro que antes se contabilizaban por este motivo y que por los propios datos que dio el ministerio en una respuesta parlamentaria a una pregunta escrita cifró en casi medio millón de parados no contabilizados) y que nunca más han vuelto a dar. La UE considera que hay casi un millón de personas (985.000) que no trabajan en España y que no están incluidas en las listas del paro.

Afiliación

El número de afiliados crece en 21.945 personas, el tercer pero registro de un mes de julio de los últimos once años (menor, incluso, que en 2020, con restricciones), que se debe en gran parte al efecto estacional, ya que al desestacionalizar el aumento se queda en 16.285.

De hecho, en términos interanuales se desacelera de manera importante, reduciéndose en más de un 25% el crecimiento interanual de afiliados sobre la cifra del mismo período del año anterior.

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Además, ese aumento de afiliación interanual se debe al impulso de Madrid, que lidera la creación de empleo, con 133.950 afiliados, y Andalucía, la tercera región en creación de empleo interanual, con 62.796 afiliados más.

Los autónomos caen en 6.819 personas, signo del empeoramiento de la economía.

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De hecho, en tasa interanual es el peor dato de autónomos de los últimos diez años -salvo el año 2020, en plenas restricciones por la pandemia-, al aumentar sólo en 3.617 personas.

Desde febrero de 2020 hay 33.242 empresas menos, con la destrucción de casi 2.500 empresas en junio (último dato publicado).

Por tanto, la desaceleración laboral continúa, desgraciadamente, fruto de la desaceleración económica, que si todavía no se constata de manera más intensa se debe tanto a la campaña turística como a la anestesia del gasto público desplegado, que ha incrementado la deuda pública en alrededor de 370.000 millones de euros.

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