Cuando Ada Colau se hizo con el bastón de mando de Barcelona, allá por 2015, el precio medio de los alquileres en la Ciudad Condal era de 930 euros, 363 euros más barato que el precio medio alcanzado por la vivienda en alquiler en 2023, un incremento de un 40%, según datos de Alquiler Seguro.
Es cierto que esta evolución disparada de precios, no sólo se ha producido en Barcelona, ya que desde que se aprobó en 2020 el control de los precios del alquiler, la subida ha sido generalizada en toda España y la restricción de oferta se ha endurecido, pero de entre las grandes ciudades, donde más se ha encarecido el precio medio ha sido en Barcelona.
Junto a su cruzada contra el Turismo, su daño a la vivienda ha sido, quizá, lo más notable de su mandato. El resultado de la puesta en práctica de sus políticas ha sido un fuerte desplome de la oferta de vivienda en alquiler y el consiguiente repunte disparado de los precios que pagan los inquilinos. No en vano, la caída de la oferta de vivienda en alquiler en Barcelona ha sido de más del 50% desde 2019 a 2023, según un estudio de Idealista.
Precisamente, una de las medidas que se han puesto en marcha en la nefasta Ley de Vivienda que aprobó Sánchez y que presentó Bildu, la reserva del 30% de las nuevas promociones a vivienda protegida, ya lo hizo Colau en Barcelona, pero aumentando el ratio en 2019 hasta el 40%. El efecto de esta medida fue que se redujeron casi un 40% los visados para obra nueva en Barcelona. Esta medida en definitiva, lo que obligaba a los promotores de vivienda era a dedicar 4 de cada 10 pisos construidos a los programas de vivienda pública, lo que expulsaba del mercado a casi la mitad de los operadores.
En definitiva, el resultado de las políticas intervencionistas, expansivas en gasto, y de planificación de la economía ha tenido como resultado, el opuesto al supuestamente perseguido. Si quería ampliar la oferta de vivienda accesible, lo que ha hecho ha sido restringirla de manera súbita, convirtiendo la vivienda en un bien de lujo que, además, se ve atacada por el fenómeno de la okupación, que vive, también en Barcelona, una época dorada desde que Colau ocupa el Ayuntamiento. Dorada para los okupas, no para los propietarios.
Okupación
Junto al problema del encarecimiento de la vivienda, convive en Barcelona el de la okupación, que mantiene aterrorizados a los propietarios catalanes y es que Cataluña, y en concreto el área metropolitana de Barcelona, continúan a la cabeza de los ránkings de okupación en España.
Según los datos del Sistema Estadístico de Criminalidad del Ministerio del Interior, Cataluña es la que se posiciona como la primera comunidad autónoma en okupación muy por encima del resto de clasificados. Tanto que 4 de cada 10 okupaciones sucede en Cataluña y de ellas, más del 90% suceden en Barcelona.
- Cataluña 1.673 (42% del total)
- Andalucía 594
- Comunidad Valenciana: 420
- Comunidad de Madrid 369
- Castilla-La Mancha 161
- Canarias 148
- Murcia 123
- Islas Baleares 111
Y eso que, en estas estadísticas únicamente se recogen los datos registrados de okupaciones violentas de viviendas, no contempla el extendido problema de inqui-okupación, es decir, cuando un inquilino decide dejar de pagar su renta y continúa viviendo en la casa.
A estas cifras, que reflejan un mercado de la vivienda destrozado en la Ciudad Condal, hay que sumar la campaña contra el turismo y la inversión que ha protagonizado Colau en Barcelona. Un currículum que destaca, por lo negativo, como aval de Colau de cara al Ministerio de la Vivienda, como publicaba Rubén Fernández en Libertad Digital.