Puede que algunos de nuestros lectores hayan oído hablar de la pequeña localidad vallisoletana de Urueña. Famosa por sus librerías, se ha convertido en un centro de peregrinación para los amantes de las letras, hasta el punto de que algunos de los escritores más seguidos de nuestro país han llevado hasta allí la presentación de algunas de sus novelas.
El proyecto Villa del Libro empezó a andar en el año 2007. En un primer momento, el proyecto Centro e-Lea llegó a motivar una inversión de 3 millones de euros en la ciudad. El gasto fue sufragado por la Diputación de Valladolid y sirvió como punto de partida para nuevos desembolsos que no han dejado de producirse con el paso de los años.
De hecho, la localidad recibe cada año unos 70.000 euros de dinero público para sostener el proyecto de la Villa del Libro, amén de otras asignaciones. Además, se han pactado distintas ayudas e incentivos, como los 10 euros de alquiler que pagan de manera simbólica los responsables de las nueve librerías abiertas en la pequeña localidad.
La idea de hacer de Urueña el centro del turismo literario ha llegado a captar la atención de medios internacionales como The New York Times. Sin embargo, aunque uno de los propósitos de esta actuación era luchar contra la despoblación y combatir el vaciamiento demográfico de las zonas rurales a base de dinamizar la economía local a base de atraer turistas, los resultados en estos frentes han sido decepcionantes.
¿Qué nos dicen las cifras de visitantes? Antes de la pandemia, el número de viajeros que llegaron a Urueña se situó en el entorno de los 20.000 al año. Sin embargo, los números observados a comienzos de la década pasada eran mucho mejores, puesto que la localidad vallisoletana se movía en torno a una media anual de más de 60.000 visitantes anuales.
¿Y qué hay del número de habitantes? Como puede verse en el siguiente gráfico, elaborado con datos del Padrón Municipal que publica el Instituto Nacional de Estadística, la puesta en marcha del proyecto Villa del Libro no ha tenido impacto en las cifras de población de la localidad, que sigue moviéndose en el entorno de los 200 habitantes, a pesar del fuerte desembolso de recursos públicos orientados a financiar el turismo del libro. De hecho, los primeros años del proyecto fueron de la mano de una caída de la población, que pasó de 232 a 181 vecinos, antesala de una muy tenue recuperación hasta los 203 del último padrón.
Queda claro, pues, que la despoblación de las zonas rurales es un fenómeno complejo que no se puede revertir con proyectos de arriba abajo. Las millonarias partidas presupuestarias que se han desplegado desde hace más de quince años no han servido para elevar de forma significativa el número de visitantes de Urueña. Aunque los políticos vallisoletanos han diseñado un modelo que genera cierto interés turístico, lo cierto es que el saldo final es claramente decepcionante en lo referido a elevar la población del pueblo.
Pedro Sánchez presupuesta 10.000 millones
Aunque este no es el único ejemplo, el gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado que destinará 10.000 millones de los fondos europeos a "responder al reto de la despoblación". El Ejecutivo de coalición conformado por PSOE y Podemos quiere usar esta ingente cantidad de recursos a la tarea de "llevar la innovación y la sostenibilidad a la España rural, con 130 medidas y diez ejes de actuación que también persiguen garantizar la igualdad de derechos y de género en dichas zonas".
El presidente del gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha afirmado al respecto que "la batalla del gobierno contra la despoblación y por lo rural es sincera, decidida y comprometida hasta el final". A este respecto, el mandatario socialista ha defendido que "nunca un gobierno ha apostado tanto" por esta cuestión. La pregunta es hasta qué punto semejante despliegue de recursos puede ofrecer resultados.