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Alfredo García, 'Operador Nuclear': "Cerrar las centrales nucleares es un auténtico suicidio"

España y Alemania son los únicos países del mundo que han decidido cerrar sus centrales. Alemania ya sufre las consecuencias de este error.

España y Alemania son los únicos países del mundo que han decidido cerrar sus centrales. Alemania ya sufre las consecuencias de este error.
Alfredo García, Operador Nuclear en X. | A.G.

Alfredo García, ingeniero de Telecomunicaciones, es supervisor y divulgador nuclear. Muy conocido en redes sociales bajo el nombre de Operador Nuclear, Alfredo es autor del libro La energía nuclear salvará el mundo, donde derriba los numerosos mitos que rodean esta energía, Geoestrategia de la bombilla.

Aprovechando su viaje en coche de camino a la central nuclear donde trabaja en turno de noche "para hacer luz", concede una entrevista a Libre Mercado para analizar la particular problemática a la que se puede enfrentar España en caso de que, finalmente, el Gobierno persista en su plan de cerrar todas las centrales operativas.

Pregunta (P): ¿Es la energía nuclear, hoy por hoy, la mejor energía posible?

Respuesta (R): No creo que exista una energía ideal. De momento, al menos, no la hemos conseguido. Y, probablemente, sea la fusión nuclear. No hay ninguna energía que sea absolutamente la mejor de todas o que no tenga ningún inconveniente. Todas tienen ventajas e inconvenientes.

Pero creo que la energía nuclear -y no sólo lo creo yo, también la Agencia Internacional de la Energía- es imprescindible para conseguir los objetivos que tiene la humanidad, como son, entre otros, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o garantizar el suministro energético y la estabilidad de la red eléctrica. Todo eso, sin energía nuclear sería extremadamente caro y complejo.

P: ¿Cuáles son sus principales ventajas?

R: La energía nuclear tiene varias características que la hacen única. Primero, tiene una enorme densidad de energía. Una pastilla de óxido de uranio del tamaño de la goma de borrar que se coloca en la punta de un lápiz tiene la misma energía acumulada que, por ejemplo, una tonelada de carbón. En un espacio muy pequeño puedes conseguir enormes cantidades de energía.

Al mismo tiempo, es una energía baja en emisiones de gases de efecto invernadero y contaminación atmosférica. Genera muy pocos residuos, que, además, se almacenan con seguridad, siguiendo los mayores estándares internacionales, de tal forma que en la historia de la energía nuclear todavía ninguna persona ha perdido la vida por la gestión de los residuos radiactivos de centrales nucleares civiles. Estamos hablando de que, actualmente, tenemos 436 reactores nucleares operativos, de un total de 709 que han funcionado en toda la historia.

Además, suministra energía de forma constante, independientemente de las condiciones meteorológicas. Ya puede haber lluvia, sol, viento, frío o calor que le energía nuclear funciona constantemente las 24 horas del día.

Y, al mismo tiempo, también proporciona estabilidad a la red eléctrica. Grandes generadores eléctricos ayudan a mantener la frecuencia de 50 hercios de la red eléctrica. Y ante fluctuaciones debidas a parones de instalaciones o cortes de suministro por caídas de rayos y otros, la inercia que proporcionan los grandes generadores de las centrales nucleares ayudan a dar estabilidad a la red.

Una pastilla de óxido de uranio del tamaño de la goma de borrar que se coloca en la punta de un lápiz tiene la misma energía acumulada que, por ejemplo, una tonelada de carbón

P: ¿Hay riesgos?

R: Para hablar de los riesgos de la energía nuclear, es importante tener en cuenta los efectos que ha tenido la energía nuclear en el medio ambiente y en la salud de las personas en comparación con otras energías. Una forma de medirlo es calcular la cantidad de muertes causadas por unidad de energía generada. Según diversos estudios internacionales, la energía nuclear siempre está en el primer, segundo o tercer puesto de los ranking de menos muertes, incluyendo accidentes laborales, superando incluso a las renovables.

Ha habido tres accidentes nucleares en la historia y dos de ellos no han tenido ni una sola víctima por radiactividad. Uno en EEUU, en Three Mile Island (Pensilvania) en 1979, y el último ha sido en Fukushima (Japón) en 2011. Ninguno de esos accidentes ha causado ni una sola muerte por radiactividad. El único accidente que ha registrado muertes por radiactividad fue Chernóbil [bajo la Unión Soviética, en 1986], que, además, es un tipo de reactor que ya no se construye y está muy alejado de los estándares de seguridad que tenemos en las centrales nucleares actuales.

La energía nuclear es una de las formas más seguras de producir energía eléctrica. Y lo mismo sucede con la gestión de los residuos radioactivos. La nuclear es la única energía que se hace cargo íntegramente del coste de la gestión de los residuos que genera. Otras energías no lo hacen. Por ejemplo, los combustibles fósiles lanzan sus residuos a la atmósfera y no pagan nada por meter porquería en nuestros pulmones. Las centrales nucleares sí lo hacen y sus residuos no tienen impacto en nuestra salud.

Además, la cantidad de residuos es extremadamente pequeña. El volumen que han generado todas las plantas españolas a lo largo de su historia es equivalente a un cubo de 13 metros y medio de arista, similar al tamaño de una casa pequeña.

P: Tras la histeria inicial que causó el accidente natural de Fukushima, ahora son muchos los países que están construyendo nuevas centrales. ¿Es algo general?

R: La mayoría de los países avanzados del mundo y los que quieren llegar a serlo están apostando por la energía nuclear, siempre en combinación con las renovables. Hay muy pocas excepciones.

EEUU, China, Reino Unido, Francia, India, Japón o Corea del Sur apuestan por la nuclear. Pero también todos los países del Este de Europa, como Rumania, Hungría, Bulgaria, Polonia… Suecia tiene un plan para construir 10 centrales más, Finlandia sigue apostando por la nuclear con el apoyo de todos los partidos, incluidos los verdes. Y lo mismo sucede con Turquía, Egipto, Arabia Saudí… Es algo generalizado en todo el mundo. Hay muy pocos países que no estén apostando por la nuclear.

El volumen de residuos que han generado todas las plantas españolas a lo largo de su historia es equivalente al tamaño de una casa pequeña.

P: España es, precisamente, uno de esos pocos países que quieren cerrar sus centrales. ¿Qué consecuencias tendría?

R: Hay tres ejemplos: Alemania, Bélgica y España. Alemania ha cerrado sus 17 centrales y, aunque ha apostado mucho por las renovables, ha sustituido la producción nuclear por gas natural de origen ruso. Y todo ello sin dejar de quemar carbón.

Cuando ya no tenía nuclear y, además, tampoco tenía suficiente gas por la guerra de Ucrania y el chantaje de Rusia, ha tenido que quemar más carbón todavía. Tanto es así que el pasado año el 31% de la energía eléctrica provino del carbón. Otro ejemplo es Bélgica, que tenía un plan de cierre de sus siete reactores, pero lo que ha hecho es cerrar dos y prorrogar otros dos durante diez años más, con lo que está todavía en un período de indecisión.

Y luego está España, donde tenemos un plan de cierre de los siete reactores entre 2027 y 2035, que es un acuerdo entre el Gobierno y las compañías propietarias de las centrales, a propuesta del Gobierno, en un momento en el que el coste de producir nuclear no compensaba los ingresos. Entonces, la energía estaba muy barata y las centrales pagaban, prácticamente, más dinero en impuestos que del resto de gastos juntos, y es cuando aceptaron ese acuerdo. Pero ahora no estamos en la misma situación. El precio de la energía es más alto y la producción nuclear vuelve a ser rentable.

Diversos estudios advierten de que cerrar las nucleares en España lo único que va a conseguir es que sean sustituidas, esencialmente, por gas natural. El año pasado el gas produjo el 25% de nuestra energía eléctrica, mientras que la nuclear el 20%, de modo que, sin nuclear, el 45% de la producción dependería del gas.

Quemar más gas elevaría nuestra dependencia de países poco fiables, como es el caso de Rusia o Argelia. Pero también aumentaría la emisión de gases de efecto invernadero y la polución atmosférica. Y, sobre todo, supondría un encarecimiento enorme de la electricidad porque depende también mucho del precio del gas.

Cerrar las centrales nucleares es un auténtico suicidio. Confío en que no sean capaces de llevar a cabo este suicidio energético. Alemania ya lo está sufriendo y las consecuencias son bestiales. Muchas empresas no pueden pagar la electricidad y se están deslocalizando. Alemania tiene cada vez más problemas y el Gobierno Federal incluso está planteándose subsidiar el consumo energético de la industria porque no tienen dinero para pagar la factura. Lo que ha hecho Alemania con el cierre de sus 17 reactores es un suicidio. Y es una pena que ese sea el modelo de España.

Cerrar las nucleares en España lo único que va a conseguir es que sean sustituidas, esencialmente, por gas natural

P: ¿Existe riesgo de sufrir apagones sin nuclear?

R: Tenemos un mix energético bastante diversificado. Tenemos renovables, como solar y eólica, que son variables; tenemos cierta generación hidroeléctrica; y ciertas interconexiones con Francia, aunque limitadas, con lo que somos un poco isla.

Lo que ocurre es que tenemos una potencia instalada de gas gigantesca, absolutamente desproporcionada. La potencia del consumo y la producción eléctrica en España oscila entre los 20 y 40 GW más o menos, dependiendo de la hora del día y la época del año. Pues bien, tenemos 26 GW de gas natural, pero sólo 7,4 GW de nuclear que producen prácticamente lo mismo. Eso significa que, sin nuclear, no tendríamos apagones, pero quemaríamos mucho más gas y eso es un suicidio.

P: ¿Subiría más el precio de la electricidad sin nuclear?

R: Cuando se quema más gas, sube el precio de la electricidad. No es una opinión, es un hecho. La energía nuclear tiene una enorme ventaja en ese sentido porque las centrales en España están prácticamente amortizadas. Eso significa que su coste de producción es muy bajo, en torno a 25 euros por MWh sin impuestos (con impuestos, supera los 55 euros por MWh).

Su coste sigue estando por debajo de mercado, es un precio muy competitivo. Además, las centrales, cuando entran a subasta, lo hacen siempre a precio cero para garantizar que toda su producción se compra, con lo cual no están encareciendo el precio de la electricidad en ningún momento. En todo caso, ayudan a mantenerlo lo más bajo posible.

P: ¿Por qué la energía nuclear ayudará a salvar el mudo, tal y como afirmas en tu libro?

R: Hay cuatro formas en las que la energía nuclear ayudará a salvar el mundo. En primer lugar, porque contribuye a mitigar la emisión de gases de efecto invernadero y, por tanto, el calentamiento global, junto con otras energías como las renovables o tecnologías como el hidrógeno y el almacenamiento.

Otra forma es la medicina nuclear y todos los usos que tiene para, por ejemplo, desalinizar agua, controlar plagas y desarrollar otros tratamientos que salvan millones de vidas cada año. La tercera es la fusión nuclear, si conseguimos que funcione y sea comercialmente rentable en las próximas décadas.

Y la última, un poco más friki, pero muy bonita, porque la Tierra es la cuna de la humanidad , pero no vamos a estar siempre en la cuna, como decía Konstantin Tsiolkovsky, considerado el padre de la astronáutica. Llegará un momento en el que tendremos que abandonar la Tierra y colonizar otros mundos y sin energía nuclear va a ser extremadamente complicado. No en vano, las sondas que van más allá de Marte no se pueden alimentar por energía solar, necesitan nuclear. Va a ser necesaria para colonizar el espacio.

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