Ada Colau, Nacho Álvarez y Mónica García, los ministros radicales que tientan a Sánchez

A falta de uno, son tres los nuevos candidatos de extrema izquierda a ocupar un cargo ministerial en el futuro Gobierno de coalición de PSOE y Sumar bajo la Presidencia de Pedro Sánchez.

La exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se podría hacer con el Ministerio de Vivienda, mientras que Nacho Álvarez, secretario de Estado de Derechos Sociales y portavoz económico de Sumar, suena como posible ministro de Derechos Sociales, al tiempo que Mónica García, portavoz de Más Madrid en la Asamblea regional, entra en las quinielas para ser ministra de Sanidad.

Aunque, hoy por hoy, militan en formaciones diferentes, tienen una raíz común: Podemos y sus diferentes variantes. Colau logró la Alcaldía de Barcelona en 2015 de la mano de las nuevas plataformas políticas lideradas por Pablo Iglesias a nivel local; Álvarez sigue siendo el máximo responsable de economía de Podemos, ahora integrado bajo las siglas de Sumar; y García lidera Más Madrid, que es fruto, a su vez, de la división de Podemos tras el enfrentamiento entre Iglesias e Íñigo Errejón.

Colau, la defensora de los okupas

Colau, activista y militante de izquierda radical, perdió la alcaldía en las pasadas elecciones municipales de mayo, tras gobernar la Ciudad Condal desde 2015. Pese a ello, todavía mantiene una fuerte influencia a nivel local, ya que los votos de su partido, Barcelona en Común, son el pilar que sustentan la elección del socialista Jaume Collboni al frente del consistorio. Su sombra, por tanto, sigue siendo muy alargada.

Pero parece que el ejercicio del poder desde la segunda fila no es suficiente, de modo que, gracias al apoyo de Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y líder de Sumar, podría entrar en el nuevo Ejecutivo de Sánchez para ocupar la cartera de Vivienda.

Si por algo se ha caracterizado su gestión local es, precisamente, por sus malos resultados en el ámbito inmobiliario. Barcelona se ha convertido en la ciudad más afectada por los problemas de okupación y la escasez de vivienda y alquileres, debido a la elevada inseguridad jurídica y sus constantes ataques a la propiedad privada.

Colau también le declaró la guerra a los turistas, a los hoteles y al comercio de la ciudad, mientras perseguía las viviendas vacacionales y rechazaba la ampliación de infraestructuras como el aeropuerto de El Prat. Una combinación de populismo y decadencia que, entre otros resultados, ha disparado la criminalidad, los comportamientos incívicos y la suciedad que padece la Ciudad Condal.

Por si fuera poco, suma varias investigaciones judiciales por diversos escándalos, desde la concesión de subvenciones municipales a entidades afines a coacciones y prevaricación. Como resultado, terminó su mandato con más del 50% de los barceloneses valorando su gestión como mala o muy mala, frente al 25% que obtuvo al comienzo de su mandato.

Álvarez, el Varoufakis de Podemos

Nacho Álvarez, por su parte, es el cerebro económico de Podemos. Y ahora también de Sumar. Su figura recuerda mucho a Yanis Varoufakis, el defenestrado exministro de Finanzas de Grecia durante el primer mandato de Syriza, el Podemos griego. Aunque apenas duró seis meses en el cargo, sus directrices condujeron a un corralito bancario y casi provocan la salida del euro del país heleno.

Álvarez, como Varoufakis, rechaza frontalmente las política de austeridad presupuestaria y ha sido muy crítico con las rigideces que establece el marco del euro. Encargado de los programas económicos de Podemos desde 2015, primeras elecciones generales a las que se presentaron los morados, se ha convertido en una pieza clave para Yolanda Díaz tras su incorporación al equipo de Sumar.

Entre otras medidas, Álvarez destaca por defender la implantación de una renta básica universal para toda la población, así como una "herencia universal" de 20.000 euros a todos los jóvenes. Y todo ello, sufragado, en teoría, con la subida de impuestos a los "ricos".

La fijación del interés de las hipotecas, el control del precio de los alquileres, la subida del salario mínimo a 1.500 euros al mes, la rebaja de la jornada laboral a 32 horas semanales, la reducción de los márgenes empresariales para combatir la inflación o la participación de los empleados en la dirección de las empresas son otras de sus medidas estrella para el futuro Gobierno de España.

García, promotora de la ‘Marea Blanca’

Por su parte, Mónica García destaca por su papel sindicalista en la sanidad madrileña. Su salto a la política deriva de su implicación en la Marea Blanca que protagonizó parte del personal sanitario regional entre 2012 y 2013 contra el sistema de gestión privada que puso en marcha la Comunidad de Madrid en tiempos de Esperanza Aguirre. Intentó hacer algo similar en los meses previos a la celebración de las pasadas elecciones regionales de mayo.

De la mano de Podemos, entró en la Asamblea de Madrid como diputada en 2015 y ahora lidera Más Madrid. Su carrera política destaca por sus polémicos enfrentamientos con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, pero, muy especialmente, por sus ya habituales ocurrencias, insultos, salidas de tono e incoherencias entre lo que dice y lo que hace.

En 2020, por ejemplo, simuló disparar al entonces consejero de Hacienda, Javier Fernández-Lasquetty, en el pleno de la Asamblea de Madrid; también criticó a otro consejero por cobrar una ayuda (bono social térmico) de la que también se beneficiaba su propia familia; es propietaria de un chalet en situación irregular en Cercedilla; tildó de "accidente" los atentados del 11M; y destaca por llevar un alto tren de vida, con ático en el Retiro incluido, a pesar de querer dar una imagen de renta media e incluso baja.

En resumen, tres nuevos perfiles de izquierda radical para formar parte de un Gobierno que sigue escorándose, aún más, hacia los extremos.