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El Mundial 2030 será un gran negocio para los políticos, pero pésimo para los españoles

La organización de un Mundial de Fútbol implica un importante desembolso de dinero público. Casi nunca es rentable para el país anfitrión.

La organización de un Mundial de Fútbol implica un importante desembolso de dinero público. Casi nunca es rentable para el país anfitrión.
España acogerá el Mundial de Fútbol 2030. | Cordon Press

Habemus Mundial de Fútbol. España organizará, junto a Portugal y Marruecos, el Mundial 2030, tras la decisión unánime adoptada el pasado miércoles por la FIFA. De este modo, el campeonato volverá a España tras casi 50 años desde la celebración de la Copa de 1982, con Naranjito como mascota.

Pero, al margen del ámbito meramente deportivo, la organización de este tipo de eventos también incluyen un importante componente económico y presupuestario, puesto que los gobiernos que ejercen de sede tienen que destinar partidas e inversiones para posibilitar la correcta ejecución del Campeonato. Y es aquí cuando, normalmente, la celebración se convierte en una fiesta para los políticos, que pueden rentabilizar en votos el gasto destinado al evento, pero en un pésimo negocio para los contribuyentes, dado que la organización suele arrojar abultadas pérdidas.

El ministro de Cultura y Deportes, Miquel Iceta, afirmó este jueves que "hay que hacer las cosas bien" para obtener un notable retorno económico. "Tenemos que acometer reformas en los estadios, pero no pensar que vamos a hacer seis o siete estadios nuevos. Hay que hacer las cosas en su justa medida para que el balance final sea positivo", dijo en declaraciones a TVE.

"Organizar un Mundial tiene un retorno económico muy importante, pero si se hacen las cosas bien", insistió, y, respecto al reparto de partidos por las distintas ciudades españolas interesadas, destacó que hay "estadios muy potentes y otros con grandes posibilidades de reforma", pero que imperará el sentido común.

En principio, el Gobierno prevé una inversión pública de 1.430 millones de euros para mejorar infraestructuras (750 millones) y gastos de organización (680 millones), muy lejos de los 200.000 millones de euros que destinó Qatar para la Copa de 2022 o los 15.000 millones de Brasil en 2014.

La ventaja aquí radica en que España no tendría que realizar grandes obras para adaptar las instalaciones deportivas y, además, comparte sede con Portugal y Marruecos, de modo que los costes estarán más repartidos. Pese a ello, al menos los 11 estadios escogidos para albergar partidos del Mundial recibirán dinero público para mejorar sus instalaciones.

Según las estimaciones que maneja el Gobierno, el Mundial podría generar 5.120 millones de euros al PIB y crear 82.513 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo con la inversión prevista. Así pues, el campeonato generaría 4,3 euros de PIB y 1,3 de ingresos fiscales por cada euro invertido de dinero público.

El problema, sin embargo, es que la realidad dista mucho de las previsiones oficiales de los gobiernos. Un reciente estudio que analiza la rentabilidad de grandes eventos deportivos, tanto Juegos Olímpicos como Mundiales de Fútbol, arroja resultados concluyentes al respecto.

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Los 14 torneos celebrados desde los años 60, que es cuando empiezan a adquirir relevancia a nivel mundial debido al desarrollo de la retransmisión en directo por televisión, acumulan cerca de 17.000 millones de dólares en pérdidas: Inglaterra 66 registró un balance negativo entre ingresos y gastos de 33 millones; seguido de México 70 (-38 millones); Alemania 74 (-440) ; Argentina 78 (-1.683); España 82 (-262); México 86 (-1.321); Italia 90 (-2.052); EEUU 94 (-512); Francia 98 (-883); Japón y Corea del Sur 2002 (-5.727); Alemania 2006 (-608); Sudáfrica 2010 (-3.389); Brasil 2014 (-288); Rusia 2018 (+280); y Qatar 2022 (-180.000 millones de dólares).

La única excepción es Rusia, que, según las cifras oficiales, registró unas ganancias de 280 millones. El resto de sedes hicieron un pésimo negocio desde el punto de vista económico con la organización del Mundial. Está por ver si el Mundial 2013 que acogerá España será o no rentable para los contribuyentes, pero, a la vista de las ruinosas experiencias del pasado, más vale tomar las optimistas previsiones del Gobierno con mucha cautela.

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