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Polémica en la Feria del Libro de Frankfurt con el discurso de un admirador de Lenin, Mao y Stalin

Durante su intervención, el filósofo esloveno Slavoj Žižek relativizó la gravedad de los ataques terroristas de Hamás contra la población israelí.

Durante su intervención, el filósofo esloveno Slavoj Žižek relativizó la gravedad de los ataques terroristas de Hamás contra la población israelí.
La vergonzosa intervención de Slavoj Žižek causa conmoción en Alemania. | Flickr/CC/gruntzooki

La Feria del Libro de Frankfurt es la más grande del mundo. Cada año, recibe a miles de expositores de casi 100 países y presenta más de 400.000 volúmenes. En la víspera de la apertura de la edición de 2023, el filósofo esloveno Slavoj Žižek ha causado un enorme revuelo al utilizar su intervención en la ceremonia de apertura para abordar la situación que han propiciado los ataques terroristas de Hamás contra la población de Israel.

Žižek condenó con la boca pequeña las acciones de Hamás, pero a renglón seguido afirmó que es importante escuchar a los palestinos y considerar el trasfondo del conflicto para entenderlo. Varios asistentes abandonaron la sala como protesta, entre ellos Uwe Becker, el comisionado contra el antisemitismo del Estado de Hesse, que no dejó de acusar al célebre pensador de relativizar los crímenes de Hamás.

En mi opinión, es escandaloso que los organizadores de la Feria de Frankfurt hayan decidido invitar a alguien como Žižek para pronunciar un discurso en la ceremonia de apertura. Esta situación demuestra una vez más que buena parte de la élite intelectual en Occidente tiene una perspectiva total y absolutamente sesgada hacia la izquierda.

Žižek es uno de esos intelectuales que tienden a expresarse de manera confusa, nebulosa e ininteligible. Probablemente espera que algunos de sus lectores confundan sus vaguedades con una pretendida profundidad filosófica. Sin embargo, su prosa no es tan confusa cuando se trata de hacer declaraciones políticas. Por ejemplo, en su libro Una izquierda que se atreva a llamarse por su nombre, publicado en 2020, aboga abiertamente por un "nuevo comunismo":

"Lo que necesitamos hoy es una izquierda que se atreva a llamarse a sí misma por su nombre, no una izquierda que cubra vergonzosamente su núcleo debajo de una hoja parra cultural. Y ese nombre que debe emplear la izquierda no es otro que el de comunismo".

Según argumenta, ha llegado el momento de abandonar el sueño socialdemócrata de lograr un capitalismo más equitativo y "justo". En cambio, lo apropiado sería llevar a cabo medidas "comunistas" de alcance más radical. Al respecto, afirma incluso que "cualquier forma de oposición debe ser destruida".

Žižek alaba la "grandeza de Lenin", apoyándose en el hecho de que, después de que los bolcheviques tomaron el poder, se mantuvo firme en sus principios socialistas, a pesar de que entonces "no se daban las condiciones necesarias para una verdadera construcción del socialismo". Según las teorías de Marx y del propio Lenin, el "socialismo" es una etapa transitoria necesaria hasta que se alcance el objetivo final del comunismo. Pues bien, Žižek sugiere revertir esta secuencia y apuntar directamente al comunismo, que luego debería evolucionar o establecer una transición al socialismo.

Según Žižek, el "Gran Salto Adelante" aplicado a finales de la década de 1950 bajo el régimen de Mao presentó una forma de "saltarse el socialismo y pasar directamente al comunismo". Desafortunadamente, muchas personas no saben nada sobre lo que ocurrió en China a raíz del "Gran Salto Adelante" de Mao.

Tras consultar los análisis realizados por el servicio de seguridad chino, así como la información recogida en extensos informes confidenciales publicados por los altos cargos del régimen comunista durante los últimos meses de este experimento, el historiador Frank Dikötter ha concluido que al menos 45 millones de personas murieron como resultado de este gran experimento socialista entre 1958 y 1962. La mayoría fallecieron por hambre, mientras que 2,5 millones más perecieron por ser torturados o golpeados hasta la muerte, en algunos casos por verse deliberadamente privados de alimento para provocar de esta forma su agonizante final. Pues bien, es precisamente este "Gran Salto Adelante" el que Žižek alaba con tanta euforia.

Lo ocurrido en China bajo gobierno de Mao sirvió también como modelo para el régimen del terror comunista implantado en Camboya. Entre la quinta y la cuarta parte de la población de Camboya pereció entre mediados de 1975 y comienzos de 1979. Esto significa que el número de muertes se movió de 1,6 a 2,2 millones de personas.

El líder de los Jemeres Rojos, Pol Pot, lo llamó el "Super Gran Salto Adelante". Y Žižek comentó al respecto que los Jemeres Rojos no habían ido lo suficientemente lejos: "los Jemeres Rojos no fueron, de alguna manera, lo suficientemente radicales. Aunque llevaron la negación abstracta del pasado al límite, no inventaron una forma nueva de colectividad". Sin embargo, añadió que "la violencia revolucionaria debería ser celebrada como redentora e incluso divina…".

El sociólogo Paul Hollander comentó:

"Las creencias de Žižek parecen estar arraigadas en una convicción inquebrantable de que nada es tan malo como el capitalismo, un sistema que en su opinión genera violencia. Esta es una convicción compartida en diferente grado por numerosos intelectuales occidentales que se sienten atraídos por dictadores de diferentes sensibilidades políticas con quienes tienen en común una predisposición hacia la retórica anti-capitalista".

También debe señalarse en este punto que Žižek es admirador de Che Guevara y describió el terror de Stalin en la década de 1930 como un "terror humanista", declarando al respecto que "el estalinismo salvó la humanidad del hombre". En la misma línea, un artículo publicado por The New York Review con el título Las visiones violentas de Slavoj Žižek muestra que, sobre su cama, el esloveno tiene colgada una foto del asesino en masa, Josef W. Stalin.

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