En la parte económica del acuerdo entre el PSOE y Junts existe una terrible incoherencia entre lo que le va a conceder Pedro Sánchez a Cataluña y la defensa de la redistribución de la renta o de que el rico tiene que ayudar al pobre que tanto proclaman Yolanda Díaz, María Jesús Montero y el propio Sánchez.
Y es que, gracias a lo que aporta cada Comunidad Autónoma al sistema de financiación, las regiones menos prósperas de España pueden tener una mejor sanidad, educación y unos mejores servicios sociales, que no podrían tener sin las aportaciones de las comunidades más boyantes. Esas aportadoras netas son Madrid, Cataluña y, en menor medida, Baleares. En concreto, Madrid aquí es la reina de la generosidad porque los más de 6.000 millones que aporta al sistema es el triple de lo que entrega Cataluña a España y que quiere dejar de entregar, o al menos, reducir su aportación.
Por eso, hay que tener claro que las intenciones de Cataluña, comunidad autónoma rica, en su acuerdo con Sánchez es dejar de compartir con los que menos tienen. Así de simple. La izquierda, con Sánchez a la cabeza, lo que hace en este pacto es a favorecer que los ricos independentistas reduzcan sus aportaciones a España ¿Cómo le explicas a un votante del PSOE manchego o asturiano, receptor neto del sistema, que Cataluña lo que no quiere es ayudarle a pagar sus hospitales? ¿Tragará con eso? Si a esto le sumamos que Junts ha conseguido que el Estado le condone 15.000 millones de euros su deuda (cuando, encima, las regiones pobres no se han endeudado tanto como Cataluña), es completamente inexplicable.