Las pensiones es LA cuestión. Política y personal. Sí, hemos dicho personal-individual-financiera. Porque es evidente que hablamos de un tema político de primera magnitud. Porque descuadran el presupuesto y porque nadie se atreve a tocarlas: un tema radioactivo en cualquier programa electoral. Pero también es una de las principales preocupaciones de los españoles desde un punto de vista financiero, algo lógico si tenemos en cuenta que la gran mayoría de los mayores de 65 años tiene la prestación pública como única o casi única fuente de ingresos.
Por eso, esta semana en Tu Dinero Nunca Duerme nos fijaremos en las dos partes de las pensiones. La que impacta en el Presupuesto y la que nos afecta a trabajadores, ahorradores e inversores. Para ello, nos acompaña Javier Díaz-Giménez, profesor de Economía titular de la Cátedra Cobas AM sobre ahorro y pensiones en el IESE.
Díaz-Giménez se posiciona como un férreo defensor del modelo de reparto. Pero eso no evita que alerte sobre algunos de los peligros que le rodean: "Es imposible desde un punto de vista demográfico [que se produzca un recorte de pensiones]. Se ha producido una captura democrática por parte de los mayores: no hace falta blindarlas, porque eso viene dado por la demografía. Los partidos no están en recortar pensiones. Nos podemos preocupar por carreteras o educación, pero no por las prestaciones asociadas a la jubilación o la vejez".
Y sigue con su bisturí, que apunta a la economía y a la política: "La gran peculiaridad del sistema español es que las rentas de jubilación provienen fundamentalmente del sistema de reparto. Y eso no tiene mucho sentido. La pensión máxima es la que es y no va a subir. Si quieres una jubilación desahogada, tienes que hacer dos cosas: (1) cotizar mucho, porque te estás asegurando una renta vitalicia que el estado español nunca ha impagado; y (2) ahorrar mucho, [para el complemento de esa renta]".
Su visión del futuro es muy peculiar. No podríamos decir si pesimista u optimista. En realidad, diríamos que realista, con un punto de partida: no tenemos ni idea de cómo será la economía de dentro de 10-15 años: "No sabemos cuál va a ser la productividad y cómo se va a gestionar dentro de diez años. La incertidumbre fundamental es tecnológica: cómo va a subir el PIB y quién va a pagar los impuestos del futuro".
En este sentido, cree que un modelo de reparto que asegure el riesgo de longevidad junto a una parte creciente de capitalización (que no está en peligro por la pirámide demográfica y que descansa en el crecimiento económico) puede ser una buena solución: "La pensión es un salario diferido. Trabajamos para nosotros y para nuestra versión de jubilados. Y las rentas vitalicias que ofrece el sistema privado son muy caras. El sistema de reparto es una renta vitalicia muy barata. Para el sector privado, garantizar una renta vitalicia es muy complicado: porque no puede asegurar la longevidad. Puede ofrecerte una renta vitalicia de los 70 a los 100 años, pero no puede asumir el riesgo de cola. Y si lo hace, puede quebrar".
Eso sí, mantiene que hay enormes riesgos y que debemos aclarar de dónde vienen los fondos y hasta dónde podemos pagar: "Tenemos que separar la jubilación de todo lo demás. El argumento de los gastos impropios siempre va a tener fuerza".