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La ministra de Trabajo quiere que trabajemos menos, aunque no queda claro si será a costa de una remuneración más baja. ¿Podemos permitírnoslo?

Así son los sueldos en España: cuatro gráficos que Yolanda Díaz debería conocer

La ministra de Trabajo quiere que trabajemos menos, aunque no queda claro si será a costa de una remuneración más baja. ¿Podemos permitírnoslo?

Yolanda Díaz está teniendo una buena racha. En los últimos seis-siete años, la política gallega ha pasado de ser una desconocida a liderar el cuarto partido del Congreso de los Diputados (en número de votos y en escaños). Probablemente ni siquiera ella misma habría anticipado hace una década que estaría en el lugar que ahora ocupa. Los aficionados a la historia-ficción pueden plantear decenas de escenarios en los que Díaz seguiría en Galicia, batallando en uno de los minúsculos partidos de izquierda que trataban de hacerle sombra al BNG, casi siempre con poco éxito.

Sin embargo, ninguno de esos escenarios tuvo lugar. Lo que ocurrió es que, gracias a Pablo Iglesias (quien puede que ahora piense "en buena hora se me ocurrió"), la activista desconocida se convirtió en una de las líderes con más influencia de la izquierda española. ¿Injusto? ¿Inesperado? Bueno, cada uno tendrá su opinión. Pero lo que es evidente es que la realidad se impone y que es normal que Díaz sea optimista: somos hijos de nuestras vivencias y cuando la vida te ha tratado tan bien como a la ministra de Trabajo desde hace un par de legislaturas, es lógico que veas la realidad luminosa y de color de rosa.

El otro día, sin ir más lejos, en la inauguración de su segunda etapa al frente del Ministerio de Trabajo tras la investidura, Díaz citaba a una poetisa granadina para reivindicar que le ganemos tiempo a las oficinas y recuperemos nuestra vida (así lo dijo) para disfrutarla. Puede que haya muchos que pensemos que nuestro trabajo también nos hace disfrutar de la vida y que hacer las cosas bien es una fuente de enorme satisfacción. Sin embargo, hoy en La Pizarra de Domingo Soriano ni siquiera entraremos en esa discusión. En el episodio de esta semana queremos simplemente echar un vistazo a la otra parte de la ecuación del empleo: no sólo lo que nosotros damos (nuestras horas de trabajo) sino también lo que recibimos a cambio (el sueldo).

Nuria Richart y Domingo Soriano toman los datos del "Decil de salarios del empleo principal" que hace unos días publicaba el INE y llegan a unas conclusiones no tan positivas como las de la ministra. Porque trabajar menos, con estos niveles salariales, se antoja complicado. Los sueldos en España son bajos, incluso muy bajos si los comparamos con los habituales en otras grandes economías de la Eurozona. Y esto no es porque nuestros empresarios sean malvados y se lo queden todo para ellos (pensar esto implicaría que los empresarios daneses, austriacos o suizos son unos tipos desprendidos a los que no les importa pagar de más a sus trabajadores). La clave es que somos muy poco productivos en comparación con los más ricos de nuestros vecinos. ¿Injusto? Como con la biografía de Díaz: ni justo ni injusto, la realidad es la que es y la pregunta que deberíamos hacernos es si estamos haciendo algo para mejorar esa productividad o si las medidas que plantea el Gobierno empujan en la buena dirección o no.

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