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Cuando tu okupa es tu propio hijo: el desahucio más difícil de tu vida

El mediático desahucio de Paqui a su hija Natalia ha copado numerosos titulares esta semana. Sin embargo, su caso no es el único.

El mediático desahucio de Paqui a su hija Natalia ha copado numerosos titulares esta semana. Sin embargo, su caso no es el único.
La Policía entra en una casa okupada de Móstoles (Madrid) | Archivo

El desahucio televisado de una madre a su propia hija ha causado esta semana una gran conmoción entre los espectadores. Sin embargo, lo cierto es el caso de Paqui, una madre desesperada ante una hija a la que acusaba incluso de utilizar su vivienda para hacer "cosas ilícitas" es mucho más común de lo que a priori cabría pensar. Prueba de ello es la multitud de abogados especializados en desahucio y familias que cualquiera puede encontrar en Internet.

"Son dos materias que están íntimamente relacionadas, porque muchas veces te llegan clientes que tienen muy mala relación con sus hijos o que incluso han cometido algún delito y la única solución para quitárselos de encima es el precario", explica la abogada Marta Sanz Heredero, desde su despacho en Valdemoro (Madrid). Esta figura jurídica no es otra cosa que el procedimiento por el cual el propietario de un inmueble solicita el desahucio de aquel que reside en él sin poseer ningún título sobre el mismo y sin pagar renta o merced, por haber sido así consentido por el propietario de ese inmueble, pero se opone a su devolución ante la legítima petición del dueño.

"Cuando un hijo es mayor de edad, si los padres no quieren que esté en su casa, se tienen que ir, porque la obligación de proveerle alimentos hasta que se valga por sí mismo no pasa por mantenerle obligatoriamente en el domicilio, sobre todo en casos en los que la convivencia es insoportable", advierte la letrada.

El mediático desahucio de Natalia

El caso que ha saltado a la luz esta semana difiere de este planteamiento por cuanto Paqui no convivía con su hija, Natalia, sino que el piso que se negaba a abandonar era otro que le había prestado para instalarse temporalmente con su bebé. Aun así, el resultado es el mismo: "Da igual que esté en la misma casa o en la del pueblo. Si no media contrato de alquiler, tienes derecho a recuperarla".

Lejos de llevar una vida normal, la señora asegura que su hija se dio "a la mala vida", enganchándose a las drogas e incluso dedicándose a la prostitución. "Yo no puedo más con esto. Es muy agresiva, he puesto como veinte denuncias a mi hija. El bebé que tuvo se lo quitaron a los nueve días y está con Asuntos Sociales", explicaba ante las cámaras de Cuatro.

"En el caso de Paqui, parece que Natalia estaba utilizando la casa con ánimo delictivo y estaba provocando problemas a los vecinos, por lo que la responsabilidad recaería sobre la dueña del piso y la Comunidad de propietarios podría actuar contra ella, así que ha hecho lo que tenía que hacer", defiende la abogada que, sin embargo, aclara que no hacen falta razones para solicitar el desahucio. "Si no tienes un título justo, cuando el dueño te dice que te vayas, te tienes que ir", insiste.

Pensión, sí; vivienda, no

Tampoco importa si el hijo tiene o no forma de ganarse la vida. "La vivienda pierde el carácter de familiar cuando el menor de los hijos cumple 18 años. A partir de ese momento, les puedes echar, lo que no quita para que ellos puedan acudir a la vía civil para solicitar una pensión alimenticia, siempre y cuando acrediten que están formándose. Pero no te pueden obligar a tenerlos en tu casa".

La hemeroteca da buena cuenta de numerosas sentencias en esta línea. En junio de 2020, por ejemplo, la Audiencia Provincial de Huelva avaló la decisión de un padre que solicitó desahuciar a su propio hijo, dejando claro que su falta de medios para subsistir no le daba derecho a vivir 'de prestado' en el piso de su progenitor.

"Aunque el demandado pudiera tener derecho a percibir pensión alimenticia de su padre-recurrente (percepción que no consta que haya solicitado), aquel no le legitima en absoluto para continuar ocupando el inmueble", reza el fallo que se puede consultar en Internet y que aclara que "aunque se hubiera establecido a su favor esa pensión, y pese a ser cierto que el derecho de alimentos comprende lo indispensable para (entre otros aspectos) cubrir la necesidad de habitación del alimentista, ello tampoco atribuiría a éste derecho a vivir en el mismo domicilio del alimentante".

La exención de la responsabilidad penal

Los casos son muchos y muy diversos. A lo largo de su trayectoria, Sanz Heredero ha tenido que hacer frente a más de uno. "Tuve una clienta que vivía con un hijo que le robaba de todo, empeñaba sus joyas, le quitaba la tarjeta, se metía en la web del banco y la dejaba peleada… Y claro, el problema es que la exención del artículo 268 del Código Penal exime de responsabilidad criminal a los familiares directos cuando no hay violencia".

Ante la imposibilidad de actuar por esta vía, la señora decidió recurrir al desahucio por precario. "Nos dieron la razón, pero no llegamos al lanzamiento porque llegamos a un acuerdo y el hijo se fue antes. La ventaja es que, al tener una sentencia, si vuelve a entrar, ya se considera allanamiento de morada", explica la abogada.

Cómo es y cuánto dura el procedimiento

La pregunta que mucha gente se hace a la hora de plantearse iniciar este procedimiento es cuánto tiempo puede durar. "Un juicio por precario no debería llevar más de cinco meses, pero la realidad es que los juzgados ahora mismo están saturados y acumulan mucho retraso también por la huelga que hubo antes de verano, así que, aunque depende del juzgado y de muchísimas circunstancias más, el año y medio no te lo quita nadie", reconoce Marta Sanz Heredero.

Una vez que hay sentencia y fecha para el desahucio, la forma de actuar es la misma que en cualquier otro caso de okupación. "Si no se va antes voluntariamente, va la comitiva judicial, acompañada por las fuerzas de orden público y, en caso de que no hubiera convivencia, de un cerrajero para cambiar la cerradura. Es triste tener que hacer esto con tus propios hijos, pero hay ocasiones en las que no queda otra salida", concluye la abogada.

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