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La FED anuncia bajadas de tipos, Suiza las ejecuta pero, ¿de verdad la crisis ha terminado?

En el aire queda la duda. ¿De verdad bajarán los tipos? ¿Se ha corregido la fiebre inflacionista?

En el aire queda la duda. ¿De verdad bajarán los tipos? ¿Se ha corregido la fiebre inflacionista?
Jerome Powell, presidente de la FED. | Alamy

Por fin, las plegarias de los analistas que cada mañana acudían a sus pantallas rezando por encontrar pistas sobre una próxima e inminente bajada de tipos han sido escuchadas. Primero la Reserva Federal Norteamericana, que ya habla de tres bajadas de tipos este año y hasta un recorte de 75 puntos básicos, y después el Banco Central suizo, que ha recortado los tipos de interés, han inundado de optimismo las bolsas, que han dado rienda suelta a las compras.

Pasada la media sesión de este jueves el Ibex se anotaba un 1,2%, el Dow Jones un 1%, el S&P 500 un 0,9%, o el Nasdaq un 1,25%. Además, este jueves conocíamos que el Banco Nacional Suizo recortaba por sorpresa la tasa de interés de su moneda en 25 puntos básicos, adelantándose de esta manera varios meses a sus colegas europeo y norteamericano.

El impulso sigue siendo brutal en los mercados. El problema, quizá, es que las bajadas de tipos van a llegar sin que se haya producido, siquiera, un "slow landing", como se esperaba en la economía norteamericana, es decir, una desaceleración controlada, sin llegar a tocar la recesión. No. Lo que está sucediendo es precisamente que vuelve a despegar la economía norteamericana y se esperan crecimientos mayores a lo previsto. No en vano, se espera que el PIB norteamericano crezca un 2,1% y no un 1,4 como se había pronosticado.

El mensaje al mercado es claro: las tensiones inflacionistas son cosa del pasado y vuelve el dinero barato. Sin embargo, el gran problema que se esconde tras esta decisión es si la subida de tipos de interés ha servido para algo. Sobre el papel es la medida que toman las autoridades monetarias para drenar los excesos de masa monetaria (agregado M2) en el mercado. Algo que, en cambio, no ha sucedido todavía.

Por otro lado, también hay que tener en cuenta que las decisiones sobre política monetaria afecta y mucho a la deuda. A mayor inflación, menores costes de financiación. Es decir, que cuanto menos valga el dinero, la deuda nominada en esa moneda, valdrá menos y lo que sucede es que los estados miembros de la Eurozona y EEUU están súper endeudados.

Cuando Paul Volcker puso los tipos de interés norteamericanos en el 20% para frenar la espiral inflacionista que vivía el país, la deuda pública en EEUU (año 1981) era del 40% del PIB. Hoy roza el 100%. Es decir, que el incentivo de los banqueros centrales para atajar la inflación es, podríamos decir, nulo.

Nunca en la historia moderna se ha producido esta coincidencia: altísimo endeudamiento a los dos lados del Atlántico y una expansión monetaria como lo que ha dado una década de anomalía de tipos de interés negativos.

Los bancos centrales no quieren subir tipos, quieren bajarlos, ya que la inflación favorece que la deuda de los estados drene. Además, los distintos agentes económicos se han convertido, en su mayoría, en dependientes del dinero barato y el hecho de que suba el precio hace que muchos de ellos (también muy endeudados), sufran. Razón por la que el mercado en su conjunto está demandando bajadas de tipos de interés. Es decir, que como dice el refrán popular, se han juntado el hambre con las ganas de comer.

Sin embargo, tanto el anuncio de bajada de tipos de interés por parte de EEUU, y la decisión de suiza de empezar a ejecutar estas bajadas puede dar la falsa sensación de que la crisis de inflación ha terminado, cosa que es rigurosamente falsa.

¿Qué puede pasar si seguimos engordando los tipos reales de interés negativos, es decir que la inflación esté por encima de los tipos de interés oficiales? Sólo el tiempo lo dirá.

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