El think tank Timbro ha producido una nueva edición de su Índice de Populismo, un informe dedicado a medir la influencia de las fuerzas políticas de extrema izquierda y derecha en los distintos países de la Unión Europea. El estudio encuentra que la derecha populista ha crecido en los últimos años, mientras que la izquierda populista ha experimentado un retroceso, de modo que el saldo total se ha mantenido más o menos estable, aunque la composición de fuerzas ha cambiado.
El siguiente gráfico refleja la creciente aceptación social que venían cosechando los partidos populistas desde hace dos décadas. Esa senda de crecimiento permitió que el apoyo a estas formaciones subiese de poco más del 20% a niveles cercanos al 30% del electorado comunitario. Sin embargo, en los últimos años se ha producido un estancamiento que parecería indicar que el fenómeno tiene "techo" o, cuando menos, ha frenado su tendencia al alza.
Si nos fijamos en la derecha populista europea, podemos observar que su presencia en los parlamentos europeos y su popularidad en las elecciones celebradas en el Viejo Continente era testimonial en las décadas de 1950, 1960, 1970 y 1980. En los años 90 se empieza a observar un aumento lento pero continuado que ha terminado dejando sus niveles medios de apoyo cerca del 15%.
En cuanto a la izquierda populista, su fuerza ha ido a menos con el paso del tiempo, aunque esa evolución no ha estado exenta de vaivenes. Frente a cotas del 12% registradas en los años 50, el siglo XX arranca en niveles un 50% menores, cerca del 6%. Sin embargo, los últimos comicios celebrados en Europa han dejado el apoyo a estas formaciones en el entorno del 8%.
La entrada de partidos populistas en los gobiernos europeos tocó techo a finales de la década pasada, tal y como vemos en el siguiente gráfico, que apunta que los niveles alcanzados en 2024 son propios de los registrados hace ahora una década. España es una triste excepción, puesto que la formación comunista Sumar está integrada en el gobierno de Pedro Sánchez. Solamente hay 8 países en los que el gobierno esté conformado total o parcialmente por partidos populistas - y España es el único en el que el Ejecutivo tiene presencia de dirigentes ligados a una formación comunista (antes Podemos, ahora Sumar).
El siguiente gráfico muestra que el nivel medio de apoyo a formaciones populistas fue a la baja hasta el estallido de la Gran Recesión. La pasada década estuvo marcada por la irrupción de Podemos y de Pablo Iglesias, que disparó el peso del populismo de extrema izquierda, hoy continuado a través de Sumar y Yolanda Díaz, pero en menores niveles de apoyo.
Timbro también cataloga a Vox dentro de su listado de partidos populistas. Describe a la formación como "una escisión del PP constituida en 2013 que logró un importante éxito en las elecciones andaluzas de 2018 y confirmó esta senda alcista en las generales de 2019. En cambio, los comicios nacionales de 2023 fueron decepcionantes para Vox, que retrocedió hasta el 12%". En opinión del think tank sueco, Vox es "fuertemente nacionalista y conservador en asuntos sociales", cultiva "una postura de euroescepticismo blando" y recurre a una "retórica nacionalista y centralista". El informe carga contra la cercanía de la formación con Donald Trump y refiere la salida de Iván Espinosa de los Monteros como muestra de las tensiones que habrían derivado en la pérdida de peso de las facciones más moderadas del partido.