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España está perdiendo atractivo como destino inversor. La presión fiscal, el tratamiento a las empresas y la inseguridad jurídica espanta la inversión.

España pierde la mitad de la inversión extranjera desde que gobierna Sánchez

España está perdiendo atractivo como destino inversor. La presión fiscal, el tratamiento a las empresas y la inseguridad jurídica espanta la inversión.

Sánchez y su "Gobierno de coalición progresista" como suele nombrarlo él mismo, continúan empeñados en trasladar la idea de que la economía española va muy bien, "como un cohete", dicen. Sin embargo la realidad es bien distinta.

En esta ocasión analizamos una de las realidades, de los datos objetivos, que desmienten al Gobierno y muestran las múltiples averías que sufre ese famoso cohete. La inversión extranjera.

El nivel de atractivo de una región y su dinamismo económico se mide también por este indicador. Aquellas plazas que suponen una oportunidad, bien por la competitividad de su mano de obra, por el tratamiento fiscal que otorgan a su tejido productivo, o por la seguridad jurídica que protege a los inversores, suelen ser determinantes para el establecimiento de nuevas empresas en un determinado país.

Pues bien, en España el ritmo que llevamos es el contrario. Desde que Sánchez cogió las riendas del Gobierno, nuestro atractivo ha caaído en picado, tanto que en estos años España ha perdido el 50% de la inversión extranjera.

Si entre enero y septiembre de 2018 en España entraron más de 40.000 millones de euros de capital extranjero, en el mismo periodo de 2023, esa cifra ha caído por debajo de los 20.000 millones.

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