
El döner kebab, ese plato de carne asada en un cilindro vertical bañado en salsa, se ha convertido por derecho propio en uno de los reyes del fast food. Ha viajado desde las calles de Estambul hasta los rincones más remotos del planeta y ya no es solo un fenómeno gastronómico, sino también un motor económico significativo para países como Alemania, cuyo gobierno se encuentra en plena ‘guerra del kebab’ frente al cambio de reglas que pretende imponer Turquía para proteger lo que considera su legado cultural.
La Federación Internacional del Döner, con sede en Turquía, ha presentado una solicitud ante la Unión Europea para que el kebab se reconozca como "especialidad tradicional garantizada". Esto significa que, según la federación, sólo se puede llamar döner kebab a aquellos bocadillos en los que la carne se corte de arriba abajo, en láminas de un grosor de entre dos y cinco milímetros, y con un cuchillo de 55 centímetros y no con máquina cortadora, tal y como se hace en la mayoría de este tipo de establecimientos de comida rápida.
Si Bruselas aprueba esta definición de la Federación Internacional del Döner, muchos establecimientos europeos se verán afectados, algo que preocupa (y mucho) en Alemania, donde las ventas de kebab alcanzan los 7.000 millones de euros al año, con 1.300 millones de kebabs consumidos cada año, según estimaciones gubernamentales.
Y no se trata únicamente de los 16.000 establecimientos alemanes que suministran este producto, sino también de la industria cárnica que anualmente destina unas 400.000 toneladas de carne exclusivamente al döner kebab.
"Si se aceptara la solicitud no modificada de Turquía, cabría esperar una intervención en el mercado alemán con efectos económicos notables", según ha señalado el Ministerio de Economía de Alemania, que dirige el político ecologista y vicecanciller, Robert Habeck, en declaraciones recogidas por la televisión privada NTV.
Alemania insiste en que también tiene derecho a opinar sobre el kebab, ya que, aunque su origen se remonta a la antigua cocina otomana, lo cierto es que la versión moderna del döner tiene sus raíces en el siglo XIX y se atribuye a Kadir Nurman, un inmigrante turco de Berlín.
De ahí que la Oficina Federal para la Agricultura y la Alimentación de Alemania haya presentado una objeción oficial ante la Comisión Europea, algo con lo que Berlín busca poder llegar a un acuerdo con Ankara sobre la definición misma del döner kebab.