
El Gobierno de Salvador Illa con apoyo en separatistas de izquierda y derecha ha echado a andar. Lo hace con el mayor número de consejeros para un gobierno autonómico en toda España y con una expectativa de control de fondos públicos directamente brutal.
Sin embargo, un vistazo a los últimos años del binomino, fondos públicos – resultados económicos, no opera a favor de los gestores de Cataluña en las dos últimas décadas, caracterizadas precisamente por el proceso separatista.
En los últimos 20 años, los separatistas de distintos colores que han ocupado la Generalidad de Cataluña han disparado el gasto público en casi un 50%. Esto es un incremento de deuda pública 17 puntos por encima de lo que ha aumentado la deuda pública española en los últimos 20 años (un 32%). Si analizamos los últimos cuatro años de los que tenemos estudios (2019-2023), el gasto público ha subido un 13%, un 2% más de lo que lo ha hecho Pedro Sánchez en el conjunto de España. Actualmente, la deuda (financiera y no financiera) que tiene que manejar el Ejecutivo de Salvador Illa supera los 53.000 millones de euros.
¿Qué plan tiene Salvador Illa? Aquellos que defienden la moderación del nuevo presidente de la Generalidad, hablan de un soberanismo moderado. Lo que parece claro hasta la fecha, y tras conocer su composición de gobierno, no parece que la intención de Illa sea darle la vuelta como un calcetín a la comunidad autónoma, imponiendo austeridad donde hubo despilfarro, gestión donde ha habido sectarismo administrativo, o liberalismo burocrático donde ha habido retorcimiento de las normas que tienen que acatar las empresas.
Es decir, tanto lo que sabemos del programa económico de Illa, como la composición de su Gobierno, entregando la consejería de empresa y trabajo a Miquel Samper (arrepentido de Junts) y la de cultura (Sonia Hernández Almodóvar) y lo que es más importante, la Política Lingüística (Francesc Xavier Vila), a ERC, hablan de un gobierno continuista con la senda rupturista que lleva empujando el separatismo ya dos décadas.
Y en esa senda, el pleno control de los impuestos es un hito importantísimo, ya que si han ido contando cada vez con más recursos, ahora no tendrían más, tendrían directamente todos.
Pero , ¿qué tiene Illa en su programa de Gobierno? Para empezar, mantener la presión fiscal significativamente más alta que en el resto de España. Actualmente es la más alta de España, con el mayor número de impuestos autonómicos y los mayores tramos en IRPF y Sociedades. Además, se proponen paralizar infraestructuras clave como la expansión del aeropuerto de Barcelona.
Además, el proyecto estrella, fruto del pacto entre socialistas y ERC, para ceder la "recaudación, gestión y liquidación" del 100% de los impuestos a la Generalidad de Cataluña, que más allá de saltarse la LOFCA, la Constitución y la igualdad y solidaridad entre todos los territorios españoles, además, podría perjudicar a las empresas que todavía quedan en Cataluña, por la situación en la que quedaría el resto de España.
En definitiva, un itinerario económico más orientado a seguir expulsando empresas de la comunidad autónoma (cerca de 9.000 desde 2017), y seguir hundiendo económicamente a la región, que todavía no ha recuperado los datos de turismo previos a la pandemia, y que ha perdido el liderazgo como motor económico de España en favor de Madrid.
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