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Diego Rubio: apóstol del decrecimiento, diseñador de la "desescalada" y ariete contra Madrid

El presidente del Gobierno ficha al cacereño Diego Rubio como jefe de gabinete. Un joven defensor de las teorías del decrecimiento.

El presidente del Gobierno ficha al cacereño Diego Rubio como jefe de gabinete. Un joven defensor de las teorías del decrecimiento.
Diego Rubio. | Europa Press

¿Quién es Diego Rubio? El joven cacereño que acaba de ser nombrado por el presidente del Gobierno jefe de su gabinete. El poder que aglutina esta figura es enorme. No en vano a esta figura se han atribuido buena parte de las estrategias que han hecho de Sánchez un experto en resistir agarrado al puesto de presidente con uñas y dientes, caiga quien caiga y cueste lo que nos cueste a los españoles.

Rubén Fernández nos contaba en Libertad Digtial que su entorno dice de él que es "un coco, muy inteligente", "un intelectual" y de la máxima confianza de Sánchez y que le acompaña en la Moncloa desde 2020.

A nivel académico, es licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Barcelona. A partir de ahí, estancias académicas, masters, doctorados y colaboradores con universidades de renombre: Columbia, Oxford, la Sorbona. Desde 2018, entra en la órbita de Sánchez después de hacerse con el Gobierno tras la moción de censura contra Rajoy. En 2020 ya entra en Moncloa, donde dirigía la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, un órgano diseñado para que las políticas impulsadas por el Gobierno sanchista tuvieran vocación de permanencia y superaran los ciclos de alternancia en el poder.

Posteriormente y desde 2023, ha sido vicesecretario general de Políticas Públicas, Asuntos Europeos y Prospectiva Estratégica de la Presidencia del Gobierno. Este cargo se creó a finales del 2023 con el propósito de asesorar a Sánchez a la hora de diseñar y coordinar políticas públicas nacionales en consonancia con las europeas.

Diseñó la "desescalada" de la pandemia

Uno de los méritos que le atribuyen es que en 2020 diseñó, junto a Carlos Cuerpo, la desescalada de la pandemia. Efectivamente, no había un grupo de expertos que asesoraba al Gobierno, sino que eran funcionarios de Moncloa quienes marcaban el paso.

España, el mejor país para trabajar e invertir

Precisamente, fue durante aquel año, al final de la desescalada, cuando Diego Rubio participó en una charla en la que ya dibujaba la idea de España como paraíso económico. Y eso que el gobierno al que llevaba asesorando un par de años, había logrado el peor desempeño económico del mundo desarrollado durante el impacto del Covid-19.

En aquella charla, Diego Rubio sacó pecho de que España era uno de los 5 mejores países del mundo para trabajar y un destino muy atractivo para la inversión y las empresas internacionales. Sin embargo, somos el país desarrollado con la tasa de paro más alta, somos uno de los países de la UE que más nos hemos empobrecido en los últimos cinco años y en cuanto a la llegada de inversiones, el saldo que tenemos desde que Sánchez llegó al poder es de 100.000 empresas menos.

Pero estos datos, poco importan a Diego Rubio, que insiste en que España tiene una economía sana y creciente.

Es cierto que justo en aquella charla menciona algunas medidas que van en consonancia con lo que realmente necesita nuestro país, que es más flexibilización en la regulación, un tejido empresarial con empresas más grandes y que nuestros salarios mejoren. Sin embargo, las recetas que parece estar proponiendo poco o nada tienen que ver con estas medidas.

Apóstol del decrecimiento

Y es que, tal y como dejó claro en una charla en octubre de 2022, uno de los mantras que debe dominar las políticas públicas en España es el "decrecimiento". "El Gobierno tiene directrices de decrecimiento en su agenda para 2050".

Decrecer quiere decir que el mundo, en este caso España, tiene que llegar a 2050 consumiendo menos, produciendo menos y, por lo tanto, no creciendo, sino todo lo contrario.

Sin embargo, pese a ser un firme defensor de esta corriente, Rubio se esconde en la retórica para tratar de sortear a los críticos. Así como personajes como Juan Carlos Monedero justifican su adscripción al comunismo señalando que la Rusia soviética o la Camboya de los jemeres eran comunismo mal entendido, Rubio dice que él no entiende el decrecimiento como una doctrina que "traiga aparejada un dolor social y una necesidad de apretar el cinturón, discrepo mucho en este sentido con la teoría del decrecimiento", señalaba.

Según defiende, "hay que producir de forma diferente y que tenemos que ir a niveles de consumo mucho más moderado. Lo que no estoy seguro, y por lo tanto no comparto, es que esta reducción de producción y consumo traiga aparejado un dolor social" y una necesidad de apretar el cinturón, discrepo mucho en este sentido con la teoría del decrecimiento".

Justificó su análisis con un ejemplo: la reducción en estos años de entre el 30 y el 40 por ciento del consumo de agua en los hogares en España: "Lo hemos hecho con consciencia y con tecnologías más eficientes. No hemos sufrido, no hemos dejado de ducharnos con agua caliente".

Casi tomando como propio el eslógan de la agenda 20-30 "No tendrás nada y serás feliz", Diego Rubio concluyó "no creo que dentro de unos años los españoles miremos para atrás y extrañemos lo que teníamos". El pequeño problema es que ya está sucediendo.

Contra Madrid

Actualmente una de las principales encomiendas que tiene Rubio es convertir al Gobierno en un martillo pilón contra Madrid, y además, hacerlo retorciendo las cifras a placer. En unas recientes declaraciones en el Congreso Rubio cargaba contra los ricos: "No tenemos problema de generación de riqueza, sino de la distribución. Nos marca el camino de cuál debe ser la agenda". Así se enmarca el proyecto de España 2050, que inició Iván Redondo y que dio a conocer Diego Rubio.

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