Varios agricultores alemanes denuncian que sus tractores, cosechadoras, grada de discos y demás maquinaria ha quedado destrozada tras sufrir actos de sabotaje en sus propias tierras. Los afectados no saben si se trata de una "estúpida broma infantil" o de un ataque vandálico por parte de colectivos ecologistas contrarios a los monocultivos de maíz de la zona, pero el caso es que, además de tener que afrontar los cuantiosos daños materiales, también están sumamente preocupados por su propia seguridad personal.
Alguien, todavía no se sabe quién, se está dedicando a enterrar piezas de metal en las tierras de cultivo. Cuando la maquinaria agrícola pasa por esa zona y topa con el obstáculo, queda completamente inutilizada. Es lo que le sucedió a un agricultor de Baden-Württemberg, según el caso recogido por el medio SWR. Varias piezas metálicas enterradas en los campos de maíz han provocado daños materiales en una cosechadora que la policía valora en 50.000 euros.
La Asociación Estatal de Agricultores de Baden-Württemberg (LBV) ha condenado estos hechos que, afortunadamente, son aislados. Y, sobre los autores, especulan que pueda tratarse de una gamberrada pero también barajan la posibilidad de estar ante un ataque por parte de radicales ecologistas contrarios a los monocultivos de maíz.
Detectores de metales
Para intentar evitar una desgracia, muchos agricultores están instalando detectores de metales y piedras en los vehículos. Sin embargo, este tipo de detectores sólo sirven para que la maquinaria haga una parada de emergencia cuando está cerca de un metal magnético, algo que no siempre sucede.
Según declaraciones de John Deere a SWR, las picadoras de forraje que ellos fabrican generalmente llevan detector de metales: "Sin embargo, los detectores no pueden identificar las piezas de acero inoxidable, que no siempre es magnético y que los saboteadores utilizan cada vez más".
También señalan que si entra metal en la trituradora, puede ser "extremadamente peligroso" para los agricultores porque las piezas podrían volar por el aire como proyectiles y herir gravemente a las personas: "No es divertido, es muy criminal". La industria está trabajando en soluciones, "pero por el momento no hay ningún avance real", señala John Deere.