El mayor productor de energía nuclear del mundo, Estados Unidos, se prepara para fortalecer y ampliar su parque nuclear: su gobierno, que fue uno de los firmantes del acuerdo en la COP 28 para triplicar de aquí a 2050 la capacidad nuclear mundial, tiene hoy por hoy 94 reactores en marcha que generan un 18 por ciento de la electricidad y quiere en un entorno de aumento de la demanda eléctrica el peso de la nuclear también crezca.
El país es uno de los que está liderando la investigación en torno a los SMR o minirreactores nucleares, con el objetivo declarado de construir en las próximas dos décadas cientos de estos pequeños reactores, más versátiles, económicos y rápidos de construir que las grandes centrales. En paralelo, el plan pasa por mantener en marcha o ampliar la operación de las actuales centrales (la NCR, el organismo regulador de Estados Unidos está concediendo licencias para operar 60 o incluso 80 años y el Gobierno está impulsando económicamente las prórrogas), reactivar grandes centrales ya clausuradas o construir nuevas plantas, ya sean pequeños o grandes reactores, en las centrales de carbón que se irán cerrando en las próximas décadas.
En llamativo contraste con lo que se planea en España, que sigue sin mover las fechas de cierre de sus cinco centrales, han sido noticia en las últimas semanas los planes para poner otra vez en marcha dos centrales apagadas. Por un lado, la central de Palisades, en Michigan: tras su apagado en 2022 por motivos económicos tras permanecer en marcha 50 años, la adquirió la energética Holtec con el objetivo de reencenderla. Aunque ya había comenzado el desmantelamiento y el combustible había sido retirado a la piscina, sus instalaciones permanecen intactas y la autorización del regulador estadounidense se espera para la primavera del año que viene.
Mientras, la compañía Constellation Energy se ha aliado con Microsoft para reabrir Three Mile Island, protagonista de un accidente nuclear en 1979 y que mantuvo en funcionamiento el reactor que no se vio afectado hasta 2019. La central de Pensilvania, si recibe la autorización de la NCR, sería reencendida en 2028 con el fin de abastecer las necesidades del gigante tecnológico durante 20 años. "Impulsar a nuestra industria crítica, incluidos los centros de datos, requiere de gran abundancia de energía libre de emisiones y que proporcione seguridad de suministro cada hora de cada día. Las plantas nucleares son las únicas que cumple esa promesa", señaló al anunciarse el acuerdo el CEO de Constellation, Joe Domínguez.
En paralelo, el departamento de Energía de EEUU ha puesto sobre la mesa la posibilidad de utilizar las instalaciones de las plantas de carbón, cerradas, con fecha de cierre o las aún operativas, como futuras sedes de plantas nucleares. Según el estudio Evaluation of Nuclear Power Plant and Coal Power Plant Sites for New Nuclear Capacity, 148 emplazamientos de centrales de carbón situadas en 36 estados cumplirían las condiciones para albergar reactores nucleares (de 600 MW el 100%, de hasta 1000 MW el 94 por ciento y hasta 1,117 MW el 79%). Las nuevas plantas "se beneficiarían de algunas de las infraestructuras ya existentes y del acceso a la red", por un lado, y por otro ayudarían a mantener el empleo.
El estudio, además, señala la posibilidad de instalar más potencia en las 54 plantas nucleares ya existentes en 28 estados: en 37 de ellas, señala, se podría instalar un gran reactor de agua ligera (LWR) y en 41 de ellas se podría instalar un SMR. Al respecto, el estudio señala que instalar nueva potencia en instalaciones nucleares presenta la ventaja de que las zonas adyacentes "ya apoyan la energía nuclear y son conscientes de los estrictos controles" ambientales y se benefician, entre otras cosas, de ventajas fiscales y de la creación de empleo altamente cualificado. Por otro lado, destaca cómo instalar reactores en plantas que están o han estado en marcha permite beneficiarse tanto de las conexiones eléctricas existentes como de las infraestructuras ya construidas.