En España el 33,1% de la población fuma a diario, según datos de 2022 del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA). Suecia ha conseguido reducir esa cifra hasta el 5,8%, según la Agencia de Salud Pública sueca, así que están a punto de convertirse en el primer país del mundo "libre de humo" según los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS). ¿Y cómo se explica el milagro sueco? Uno de los grandes motivos es que han reinventado uno de sus productos estrella, el snus. El otro motivo es que su política antitabaco no tiene nada que ver con lo que pretende hacer la ministra de Sanidad, Mónica García, aquí en España.
Libre Mercado ha viajado hasta Malmo (Suecia). Allí, donde el mar Báltico se une con el mar del Norte bajo un cielo del mismo tono azul grisáceo, está la fábrica de snus del grupo BAT. Unos 300 empleados trabajan para elaborar este tipo de tabaco húmedo que ni se quema ni se inhala. Su consumo es oral. Va empaquetado en pequeñas bolsitas monodosis que se colocan en la encía. No consiste en mascar. Simplemente se deja bajo el labio durante unos 15 o 20 minutos mientras el tabaco libera su peculiar sabor y, por supuesto, también la nicotina.
Los suecos consumen snus desde hace 400 años. Para ellos forma parte esencial de su cultura hasta el punto de que, cuando se planteó el referéndum de adhesión a la UE, una de las cuestiones clave fue si la legislación comunitaria les permitiría seguir usando snus. No sólo les permitieron conservarlo, sino que lo han reinventado. En la década de los 70 comenzaron a envasar el snus en porciones individuales y su consumo se disparó, especialmente entre las mujeres. Y, en los últimos diez años, ha seguido evolucionando hasta convertirse en bolsitas de nicotina (nicotine pouches) con sabor a menta, melón o frutas del bosque y sin tabaco, comercializadas bajo la marca Velo.
"La nicotina se encuentra de forma natural en el tabaco. Pero en estos productos, no usamos nada de tabaco", explica el responsable de producción del grupo BAT. "Lo que hacemos es extraer la nicotina natural de la planta de tabaco y la purificamos. De esta forma obtenemos el mismo tipo de nicotina que hay en los chicles o los parches". La dosis de una bolsita es similar a la de un cigarrillo, sin embargo, destacan desde BAT, su efecto no tiene nada que ver: la nicotina de los cigarros se absorbe de forma inmediata pero sus efectos no son duraderos, mientras que la de las bolsitas se libera de forma lenta y sostenida.
Las cifras
Bajo grandes medidas de seguridad (la fabricación de bolsas de nicotina se rige por la normativa de la industria alimentaria), cientos de bolsitas desfilan cada minuto por los raíles automatizados situados en el techo de la fábrica hasta acabar en las peculiares cajas redondas que se pueden encontrar en los supermercados y tiendas especializadas. Estas cajas incluso tienen un compartimento superior para depositar las bolsas de nicotina usadas.
Según los datos facilitados por BAT, en 2022 fabricaron 1,78 billones de bolsitas; en 2023, 1,96 billones; en 2024 van camino de los 2,68 billones y, en 2025, la previsión es alcanzar los 3,09 billones. De hecho, el año pasado ampliaron la plantilla en casi 100 personas y están pensando en ampliar los turnos en un futuro próximo.
Los consumidores de nicotina oral crecen y los fumadores desaparecen. Y para BAT, existe una relación directa entre ambos fenómenos. Según la Agencia de Salud Pública sueca, en el año 2020 había un 6,8% de fumadores, un 11,6% consumía snus (tabaco oral) y un 1,3% utilizaba vapeadores o cigarrillos electrónicos. Como es un invento relativamente reciente, en aquel momento no había datos sobre el consumo de bolsas de nicotina.
En apenas dos años (últimos datos disponibles) el número de fumadores ha descendido un 1,2% hasta situarse en el 5,6%; hay un 13,8% de snusers (+2,2%), un 2% utiliza cigarrillos electrónicos (+0,7%) y un 5,5% consume bolsas de nicotina. Es decir, los usuarios de snus y nicotina oral casi triplican a los fumadores, así que en la mayoría de las tiendas es habitual comprobar que las cajetillas de tabaco han quedado relegadas a un pequeño rincón en comparación con los nuevos productos.
En el grupo de edad de entre los 16 y los 29 años, desde 2020, el porcentaje de fumadores ha descendido un 0,4% en los últimos dos años, los snusers han crecido un 0,2% y los usuarios de vapeadores un 4,2%. Del mismo modo, un 14,6% de los jóvenes de entre 16 y 29 años afirma consumir bolsitas de nicotina de forma esporádica o regular.
Impuestos y política sanitaria
La nicotina es una sustancia altamente adictiva y aumenta la frecuencia cardiaca. Pero, así como fumar tiene una relación directa con el cáncer de pulmón, todavía no existen estudios sobre los efectos a largo plazo del consumo de nicotina por vía oral o a través de los vapeadores.
Lo que sí es un hecho es que Suecia es uno de los tres países con menor número de muertes atribuidas al cáncer de pulmón y la incidencia de cáncer en este país es un 41% menor que en el resto de Europa.
Y, más allá de las consecuencias sanitarias, este dato es importante porque es la base del Gobierno sueco a la hora de establecer los impuestos de un determinado producto: a mayor daño, más tasa. Por este motivo, el Ejecutivo decidió en 2023 establecer el tipo impositivo de los cigarrillos en el 100% y el de las bolsas de nicotina y el snus en el 7%. "Ya no consumo snus, así que no me beneficia. Pero todo lo que podamos hacer para reducir o evitar el ánimo de fumar es bueno", ha señalado el primer ministro Ulf Kristersson.
La estrategia de Suecia es radicalmente contraria a la del gobierno de Pedro Sánchez y, más concretamente, a la de la ministra de Sanidad, Mónica García, que amenaza con restringir el uso de los vapeadores y propone una subida de impuestos prevista para enero de 2025 que afecta a los vapeadores y las bolsas de nicotina.
Según el texto propuesto, los líquidos para vapeadores que contengan hasta 15 mg de nicotina por mililitro pagarán 0,15 euros por mililitro. Para aquellos que superen esa concentración, el impuesto subirá a 0,20 euros. Además, las bolsas de nicotina tendrán una tarifa de 0,10 euros por gramo. La propuesta también incluye un aumento impositivo para el tabaco tradicional.
Un aumento radical de los impuestos al tabaco suele conducir a los consumidores al mercado negro y al contrabando, pero no parece una política disuasoria efectista para reducir el tabaquismo tal y como refleja el informe del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA) del Ministerio de Sanidad. En 2022 se registró un 33,1% de fumadores diarios, apenas un 1,8% menos que hace 25 años.