Pedro Sánchez llegó al poder afirmando que acabaría con la corrupción, que perdería el sueño si acordara un gobierno con Podemos, que nunca daría el poder a los separatistas, que nunca pactaría con los proetarras… y que nunca subiría los impuestos a los trabajadores. Todo ha sido igual de cierto: ni una sola verdad. Por supuesto, en materia de impuestos y cotizaciones exactamente igual que en todo el resto.
Los impuestos, aún sin contabilizar el mes diciembre, han supuesto un saqueo fiscal adicional para todos los españoles de casi 90.000 millones de euros más al año: como si nos hubiesen inventado un IRPF entero nuevo anual de los que se pagaban en el año 2018 en el que Sánchez llegó al poder. Y las cotizaciones se han incrementado en otros 45.000 millones. Todo un atraco que ha supuesto un aumento acumulado de cerca de 1.000 euros por año y contribuyente y que implica que cada español cierre 2024 con un aumento de entre 5.500 y 6.000 euros en su factura fiscal con respecto al cierre de aquel 2018 en el que dio comienzo la era Sánchez.
El cálculo está realizado contando todos los pagos fiscales -nacionales- obligatorios de los contribuyentes desde el punto de vista técnico: impuestos y cotizaciones. El atraco fiscal es aún mayor si se cuentan con los impuestos regionales y locales. Además, se ha tomado como base el cierre de 2018, aunque Sánchez ya gobernaba desde la moción de censura de mayo-junio de 2018. Pero es cierto que tomó el poder sin presupuestos propios y sin terminar de encajar sus alianzas con Podemos, Bildu, ERC, etc.
Pues bien, con todo ello, Sánchez ha generado la mayor era de saqueo fiscal vivida por España en los últimos tiempos, superando la etapa inicial del PP en la que, bajo mando de Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro en Hacienda, decidieron afrontar el riesgo de rescate de España -tras la debacle económica de Rodríguez Zapatero- subiendo más los impuestos y la deuda pública en vez de reduciendo gasto público.
Seguridad Social y parte tributaria
Los datos son escalofriantes. La Seguridad Social cerró 2018 con una recaudación pagada por todos los trabajadores y empresas -empleadoras- españolas de 114.999,2 millones de euros. Y el pago total de impuestos nacionales fue de 204.633 millones. Llegó la era Sánchez y llegó, con él, el saqueo fiscal llevado a su máxima expresión: Sólo al cierre de 2023, la Seguridad Social ya sacaba de los bolsillos de empresas y trabajadores la cifra de 154.633 millones, marcando aumentos anuales del ritmo del 10,3%. Es decir, que, sin contar 2024, aún sin datos oficiales cerrados, el aumento fiscal por este concepto -de impacto plenamente laboral- alcanzó al cierre de 2023 un saqueo adicional de casi 40.000 millones. La evolución de 2024 apunta a un cierre que elevaría este atraco extra hasta los 45.000 millones.
Por la parte tributaria, aún es más sangrante el mordisco a los bolsillos de los españoles. De aquellos 204.633 millones de euros recaudados por impuestos nacionales al cierre de 2018 se ha pasado a nada menos que 271.935 millones al término de 2023: más de 67.000 millones de euros adicionales. Y la evolución de 2024 suma, sólo hasta noviembre -aún falta por incorporar el atraco correspondiente de diciembre de este año- otros 21.000 millones de euros de aumento de recaudación.
Traducido: por la parte de los tributos o impuestos puramente hablando, el saqueo ha sumado 88.000 millones de euros, repito, sin contar diciembre, con lo que el cierre de 2024 se hará -siguiendo el ritmo de evolución- con un atraco fiscal adicional al del año 2018 de unos 90.000 millones de euros. Y eso significa que, sumados los aumentos fiscales de tributos y cotizaciones, el saldo de atraco fiscal de la era Sánchez llega ya a los 135.000 millones de euros. Toda una locura.
La excusa de la inflación
Desde el Gobierno siempre argumentan que hay que tener en cuenta la inflación. Pues bien, la inflación acumulada ha crecido en ese mismo periodo a menos de la mitad del ritmo de la salvajada expuesta. El IPC acumulado entre diciembre de 2018 y noviembre de 2024 está en un 19,2%. Pero, además, la explicación resulta literalmente esotérica: la inflación quita poder adquisitivo a los contribuyentes, con lo que debe ser deflactada y no añadida al castigo fiscal porque, en caso contrario, no grava los aumentos de riqueza sino las pérdidas de riqueza, toda una barbaridad teórica.
En resumen, si se calcula el saqueo fiscal por contribuyente del IRPF, el resultado muestra un aumento en 2024 con respecto a 2018 de casi 6.000 euros por persona. Casi 12.000 euros por hogar. Y ello, sin tener en cuenta la pérdida de poder adquisitivo por la inflación. Bienvenidos a la era Sánchez.