Esta semana, en Economía Para Quedarte Sin Amigos, el protagonista es Javier Milei. El presidente argentino ha supuesto una auténtica revolución en el mundo político occidental. Nunca había visto a un líder así. Para bien o para mal, porque no deja a nadie indiferente.
Para empezar, por algo que no debería ser tan llamativo, pero que casi es lo que más sorprende: está haciendo lo que dijo que iba a hacer. Rodeados de políticos que hacen promesas que luego no cumplen, Milei está siguiendo paso a paso el programa electoral con el que se presentó a las urnas. Y no porque sea sencillo: dijo que tomaría medidas complicadas, que traerían una recesión... y las tomó. De hecho, los seis primeros meses en el cargo fueron muy duros, porque las cifras macro de su país (del empleo a la actividad económica) se desplomaron.
Fue en ese momento, nos recuerda nuestro invitado (Daniel Fernández, profesor en la Universidad Francisco Marroquín y en la Universidad de las Hespérides; y autor del UFM Milei Reforma Watch, en el que actualizan las cifras de la economía argentina), cuando muchos dudaron. ¿Dudar sobre qué? Sobre casi todo: sobre la conveniencia de las reformas, pero también sobre si serían efectivas. Quien más, quien menos, muchos se preguntaban si sería capaz de aguantar o si una economía como la argentina resistiría el shock.
Pues bien, han pasado otros seis meses y la respuesta, muy cauta todavía porque quedan muchos retos por delante, parece ser afirmativa: pocas veces hemos visto un cambio tan espectacular como el de los indicadores macro en Argentina en el segundo semestre de 2024. La famosa salida en V de la crisis se repite en casi todos ellos. Lo que antes se hundía ahora parece recuperarse a una velocidad de vértigo. Es verdad que, en la mayoría de los casos, simplemente están recuperando las cotas pre-milei (las que dejó el kirchnerismo), pero no lo es menos que en los más relevantes ya está incluso algo por encima; y que la tendencia no puede ser más positiva. Por eso, Nuria Richart y Domingo Soriano se preguntan, junto a su invitado, si ya se pueden lanzar las campanas al vuelo. La respuesta es que no, ni mucho menos. Queda bastante por hacer: por ejemplo, relajar el control de cambios y recuperar la confianza de los inversores extranjeros. Pero, por primera vez en décadas, es posible ser optimista respecto de la economía argentina. Esto sí que no lo vimos venir...