
Javier Milei ha vuelto a Davos. La expectación era máxima porque el presidente argentino dejó a todos los asistentes con la boca abierta el año pasado. En 2024, el presidente liberal-libertario llegó a la ciudad suiza a "plantar las ideas de la libertad en un Foro que está contaminado de la Agenda socialista 2030" como señaló el propio Milei.
El discurso de entonces fue magistral. Una oda al capitalismo y a la libertad que dejó por los suelos a todos esos líderes mundiales y elites económicas que se reúnen anualmente en Davos para intentar modificar forzosamente los hábitos de ciudadanos y empresas en aras del bien común. Este año, Milei ha llegado a la cita con el objetivo de "extirpar el cáncer woke".
Lo positivo es que Milei ya no se siente tan solo. "No me siento solo porque a lo largo de este año he podido encontrar compañeros en esta pelea por las ideas de la libertad en todos los rincones del planeta. Desde el maravilloso Elon Musk hasta la feroz dama italiana, mi querida amiga, Giorgia Meloni; desde Bukele en El Salvador hasta Víctor Orbán en Hungría; desde Benjamín Netanyahu en Israel, hasta Donald Trump en Estados Unidos. Lentamente se ha ido formando una alianza internacional de todas aquellas naciones que queremos ser libres y que creemos en las ideas de la libertad" ha dicho.
Contra el wokismo
Para Milei, "lentamente, lo que parecía una hegemonía absoluta a nivel global de la izquierda woke en la política, en las instituciones educativas, en los medios de comunicación, en organismos supranacionales o en foros como Davos, se ha ido resquebrajando y se empieza a vislumbrar una esperanza para las ideas de la libertad".
Eso sí, Milei no canta victoria, y también esta vez le ha dado un tirón de orejas a Davos. "Hoy vengo aquí a decirles que nuestra batalla no está ganada, que si bien la esperanza ha renacido es nuestro deber moral y nuestra responsabilidad histórica desmantelar el edificio ideológico del wokismo enfermizo. Hasta que no hayamos logrado reconstruir nuestra catedral histórica, hasta que no logremos que la mayoría de los países de Occidente vuelvan a abrazar las ideas de la libertad, hasta que nuestras ideas no sean la moneda común de los pasillos de eventos como este, no podremos bajar los brazos porque, debo decir, foros como este han sido protagonistas y promotores de la agenda siniestra del wokismo que tanto daño le está haciendo a Occidente. Si queremos cambiar, si queremos verdaderamente defender los derechos de los ciudadanos, primero tenemos que empezar por decirles la verdad" ha dicho.
Milei tiene claro cual es el cáncer que hay que extirpar: el wokismo, Para el argentino, el wokismo es "un régimen de pensamiento único, sostenido por distintas instituciones cuyo propósito es penalizar el disenso, feminismo, diversidad, inclusión, equidad, inmigración, aborto, ecologismo, ideología de género, entre otros, son cabezas de una misma criatura cuyo fin es justificar el avance del Estado mediante la apropiación y distorsión de causas nobles".
Milei lamentó que "buena parte del mundo libre aún prefiere el confort de lo conocido, aunque sea el camino equivocado e insiste en aplicar las recetas del fracaso. Y el gran yunque que aparece como denominador común en los países e instituciones que están fracasando es el virus mental de la ideología woke. Esta es la gran epidemia de nuestra época que debe ser curada, es el cáncer que hay que extirpar".
"Esta ideología ha colonizado las instituciones más importantes del mundo, desde los partidos y Estados de los países libres de Occidente, hasta las organizaciones de gobernanza global, pasando por instituciones no gubernamentales, universidades y medios de comunicación, como también ha marcado el curso de la conversación global durante las últimas décadas. Hasta que no saquemos esta ideología aberrante de nuestra cultura, nuestras instituciones y nuestras leyes, la civilización occidental e incluso la especie humana no logrará retornar la senda del progreso que demanda nuestro espíritu pionero" ha añadido.
El valor del capitalismo
Milei también ha aprovechado la cita para homenajear a Occidente, al capitalismo y a la generación de riqueza histórica de los últimos siglos. "Inventamos el capitalismo a base de ahorro, inversión, trabajo, reinversión y trabajo duro. Logramos que cada trabajador pudiera multiplicar por 10, por 100 o porque no hasta por 1000 su productividad, venciendo así a la trampa malthusiana. Sin embargo, en algún momento del siglo XX perdimos el rumbo y los principios liberales que nos habían hecho libres y prósperos fueron traicionados" recuerda.
Y es que, algo se perdió por culpa del socialismo y el colectivismo. "Una nueva clase política, amparada por ideologías de corte colectivistas, y aprovechando momentos de crisis, vio una oportunidad perfecta para acumular poder. Toda la riqueza creada por el capitalismo hasta ese momento y en el futuro sería redistribuida bajo algún esquema de planificación centralizada, donde el puntapié inicial a un proceso cuya nefasta consecuencias estamos padeciendo hoy mismo. Impulsando una agenda socialista, pero insidiosamente operando dentro del paradigma liberal, esta nueva clase política desvirtuó los valores del liberalismo. Así, reemplazaron libertad por liberación, utilizando el poder coercitivo del Estado para distribuir la riqueza creada por el capitalismo. Su justificación fue la siniestra, injusta y aberrante idea de la justicia social, complementada por entramados teóricos marxistas cuyo fin era liberar al individuo de sus necesidades" señaló Milei.
Reivindicar el mercado
El mandatario argentino volvió a desmentir y negar los "fallos del mercado" que los intervencionistas usan como excusa para justificar el papel de los políticos en la economía. "Lo repito: la clase política es árbitro y parte interesada en esta repartija. Y como siempre el que reparte se lleva la mejor parte. Donde por debajo de diferencias cosméticas entre los distintos partidos se comparten intereses, socios, arreglos y un compromiso inalterable con que nada cambie, por eso lo llamó a todos ellos el Partido del Estado. Un sistema que se esconde detrás de discurso bienpensantes donde, según ellos, el mercado falla y son ellos los encargados de solucionar dichas fallas con regulaciones, fuerza y burocracia. Pero no existen las fallas de mercado. Lo repito nuevamente: no existen las fallas de mercado" explicó.
"Dado que el mercado es un mecanismo de cooperación social donde se intercambian voluntariamente derecho de propiedad. La supuesta falla de mercado son una contradicción en sus propios términos, lo único que genera esa intervención son nuevas distorsiones del sistema de precios, lo que a su vez entorpece el cálculo económico, el ahorro y la inversión y por ende a la postre terminan generando más pobreza o una maraña inmunda de regulaciones, por ejemplo, como la que existe en Europa, matando el crecimiento económico" reivindicó.