
El dato de paro de enero ha sido expresamente malo. El número de desempleados registrados en las Oficinas de los Servicios Públicos de Empleo, ha subido en 38.725 personas en relación al mes anterior y la afiliación ha caído en 242.148 personas. Pero más allá de los datos más conocidos de ese mes, hay otros detalles que confirman lo sostenido desde hace tiempo por infinidad de expertos y Libertad Digital. Y es que el mercado laboral sólo funciona en las estadísticas amañadas de Yolanda Díaz y Pedro Sánchez. España ha destruido en el último mes casi 600 puestos de autónomo por día -575 en concreto- y sólo 2 de cada diez empleos se han firmado a tiempo completo. Por lo visto así es la España feliz de Sánchez.
El número total de puestos de autónomo destruidos en el mes llega a 17.815. Se pierde productividad (-1,9 puntos desde 2018) mientras la UE la incrementa en 1,2 puntos. España se convierte en el quinto peor país en este ranking. Se incrementa las bajas laborales con casi un millón de personas que no acuden diariamente a trabajar. Y, para colmo, el empleo creado es de una elevada inestabilidad: a tiempo total se firman 245.911 contratos al mes sobre un total de 1.213.905. Traducido, sólo el 20% de los contratos son a tiempo completo, el resto deambula entre el fijo discontinuo, tiempo parcial o temporales.
Pero, pese a todo, el Gobierno mantiene su tono triunfalista. ¿Por qué? Pues por unas estadísticas surrealistas y completamente alejadas de la realidad. Y es que ni fijos discontinuos, ni parados en formación, ni personas afectadas por ERTE, ni parados con disponibilidad limitada entran en las estadísticas maravillosas exhibidas de forma continua por el Gobierno de España y la vicepresidencia laboral de Yolanda Díaz. El aparato oficial habla sin cesar de 2,6 millones de parados, cuando la cifra real -fruto sin más de sumar estos colectivos a los datos publicitados por el Gobierno- se eleva hasta los 3,9 millones de desempleados. Y es que más de 1,3 millones de parados están fuera de la estadística de Sánchez y Yolanda Díaz.
Los cálculos los realizado de forma habitual el sindicato USO. Un sindicato que no depende de la subvención y eso le permite atreverse a hacer una cosa tan osada como restar y sumar. "Un demandante de empleo es una persona que se inscribe en los servicios públicos de empleo, bien porque ha perdido su empleo y busca uno nuevo (tenga o no derecho a la percepción de la prestación o subsidio por desempleo), busca un primer empleo, o teniendo empleo (una ocupación) buscan una mejora de su situación laboral (una jornada más amplia o mejor remunerada) o porque se encuentran en situación de inactividad, aunque mantengan su relación laboral, y en su caso perciba la correspondiente prestación por desempleo (fijos discontinuos y ERTE)", explica USO.
Pues bien, partiendo de ese dato, que es oficial, los expertos de este sindicato, simplemente realizan "una sencilla operación matemática: del total de personas que se inscriben en el SEPE [Servicio Público de Empleo Estatal] demandando empleo, restamos aquellas que están ocupadas, con lo que tenemos el total de personas registradas y que no están trabajando (no tienen una ocupación, están desempleadas o simplemente están paradas)", señalan desde USO.
Y, por ejemplo, al finalizar diciembre este colectivo de parados reales ascendió "a 3.927.346, lo que supone 1.366.628 personas más que las que se indican oficialmente como "parados registrados". Es más, la rebaja desde los meses finales del covid queda muy reducida, en contra de lo que afirma el Gobierno: "Comparando con 2021, el dato habría tenido un descenso de 293.186 personas en tres años, un 6,9% de descenso en este período", señala USO.
Y los expertos de este sindicato ponen el grito en el cielo con el sistema estadístico, una herramienta que no se creó para hacer propaganda política, sino para alertar de los peligros laborales. "En su período de inactividad se encuentran en el grupo de "demandantes de empleo con relación laboral", pero no se indica exactamente cuántos son aunque sí conocemos el número de los que están en un ERTE (Seguridad Social) y que se agrupan bajo ese epígrafe. ¿Por qué no es posible dar de manera explícita este dato correspondiente a los fijos discontinuos registrados en cese de actividad y sí el de afectados por un ERTE?", se preguntan desde USO.
En diciembre de 2024, por ejemplo, el número de fijos discontinuos inactivos (parados), "habría alcanzado los 812.665. Esta partida crece con respecto a 2021 en un 63,1%. Y hay que tener en cuenta que en 2021 un 89% de los afectados por los ERTE eran consecuencia del covid", añade el sindicato.