A medida que Bitcoin se acerca a su consolidación como activo digital por excelencia, reserva de valor y alternativa a la moneda FIAT, los bancos centrales parecen ponerse más nerviosos. Su monopolio monetario empieza a verse amenazado casi al mismo ritmo al que ellos devalúan la moneda, empobreciéndonos a todos a ritmos cada vez más acelerados.
Así, mientras EEUU ha prohibido la creación de monedas digitales por parte de los bancos centrales, en Europa el BCE quiere acelerar la puesta en marcha del euro digital y quiere que sea una realidad en octubre de este año. Pero surgen numerosas dudas.
¿Qué diferencia el dinero electrónico del euro digital? ¿Para qué sirve? ¿Cómo se usaría? ¿Qué pasará con el efectivo? ¿Qué nivel de control tendrán las autoridades sobre nuestra vida y costumbres de consumo? ¿Es un método de control social escondido en una criptomoneda? ¿Es un elemento de control total?
Sin duda, si el éxito de Bitcoin es precisamente escapar al control y bastardeo de la moneda que ejercen sobre las divisas oficiales los distintos bancos centrales, parece que monedas digitales acuñadas o minadas por parte de los propios bancos centrales no parece que sea lo más importante.
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