Los indicadores adelantados en EEUU empiezan a hablar de recesión. Algunos, con vehemente insistencia, como el índice de incertidumbre política del país, que está en máximos históricos. Si quitamos el pico del Covid, es el momento en el que existe una mayor incertidumbre política en EEUU de toda la serie histórica, incluso por encima de lo que se registró en plena crisis financiera o tras la quiebra de Lehman Brothers.
A esto hay que añadir que la curva de tipos de interés ha estado largo tiempo invertida, ofreciendo más rendimiento los bonos a corto plazo norteamericanos frente a los de largo plazo, algo nada habitual y que refleja poca confianza en el corto plazo a la economía norteamericana. En septiembre se desinvirtió y ahora vuelve a estar invertida.
Así, el mercado ha empezado a descontar que existe incertidumbre en el mercado. Y además, tenemos a un presidente de los EEUU, Donald Trump, que habla abiertamente, no de recesión, sino de transición para "volver a traer la riqueza a EEUU".
Aquí se plantea un doble problema. El primero de ellos es que, si el Gobierno quería drenar deuda y reducir gasto público, rebajando impuestos y burocracia, lo que podría entenderse como ‘marcarse un Milei’, la economía norteamericana estaría necesariamente abocada a sufrir una recesión, corta en el tiempo, que saneara los excesos de la economía yankee y prepararía al país para una nueva etapa de expansión y crecimiento.
Sin embargo, ni se han aplicado recortes de gasto importantes, ni se ha recortado burocracia, ni se ha drenado la deuda, sino que se ha añadido incertidumbre económica por otras vías.
¿Qué busca Trump con la recesión? Básicamente reducir los tipos de interés y que de esta manera, el servicio de la abultadísima deuda pública que soporta el país sea más barato. El problema es que si la corrección de la economía llega por la vía correcta, la recesión será corta y constructiva. Si se destruye actividad sin obtener beneficios, como resultado de políticas erráticas en materia de diplomacia y aranceles, nada ganas con meter al país en recesión.
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