
¿Va de farol?¿tiene una estrategia oculta?¿está improvisando?... Aunque es imposible conocer (o anticipar) a ciencia cierta cuáles son las verdaderas intenciones de Donald Trump con la deriva arancelaria a la que ha sumido al mundo, lo único que está claro es que ha habido un cambio de guion en la Casa Blanca.
El pasado miércoles, el presidente de EEUU decidió dar marcha atrás a su bombardeo arancelario pausando 90 días la subida de los aranceles a buena parte de los países afectados por su "Día de la Liberación". Eso sí, de momento, Trump mantiene una especie de castigo generalizado del 10% para todos los territorios incluidos en sus polémicas tablas... excepto para China.
Desde estos últimos tres días, el mandatario estadounidense ha centrado su ofensiva arancelaria en el territorio de Xi Jinping, al que ha ido subiendo la penalización comercial hasta llegar al 145%. China ha respondido a Trump con duras represalias subiendo los aranceles a EEUU hasta el 84%.
China, segundo tenedor de deuda de EEUU
Pero en el país al que ha acudido Pedro Sánchez de visita oficial se podría estar gestando otra discreta venganza. Y es que, en mitad de estas tensiones comerciales se han disparado los rumores de que China estaría vendiendo de forma masiva la deuda de EEUU, lo que habría desestabilizado las finanzas del país.
Cabe recordar que el país de Xi Jinping es el segundo mayor tenedor extranjero de deuda pública de Estados Unidos sólo por detrás de Japón.
Como se observa en el siguiente gráfico que ha publicado el analista Carlos Arenas en Estrategias de Inversión con datos cierre de 2024, China comenzó a comprar deuda americana de forma intensiva en el año 2007. Una década después, empezó a deshacerse de ella, mientras que desde 2019, la tenencia cae considerablemente llegando a igualar su volumen con el de otro acreedor: Reino Unido.

Los inversores huyen de la deuda de EEUU
Aunque no hay datos oficiales de si son los tenedores chinos los que se están desprendiendo al unísono de los bonos americanos, lo que sí se ha evidenciado es una huida generalizada de los inversores de la deuda de EEUU.
Este pánico llegó a disparar las rentabilidades del bono a 10 años el pasado miércoles al entorno del 4,5% desde el 3,8% de tres días antes, lo que supuso una prueba fehaciente de la desconfianza del mercado en EEUU y un descrédito total a los movimientos de Trump, que estaría buscando todo lo contrario (financiarse más barato).

Condenar al Tesoro a pagar más por la deuda que manda al mercado supondría una grave amenaza a las finanzas de EEUU y una de las razones que habrían forzado a Donald Trump a ralentizar su plan contra el libre comercio. Podríamos estar ante el golpe de gracia que ha hecho recapacitar a Trump. En los próximos días veremos hasta cuánto dura esta reconsideración.
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