
Tras el enésimo episodio de caos en el AVE, el Gobierno se apresuró a repartir culpas. Junto al "sabotaje" que, según Óscar Puente, estaría detrás del robo de cobre, Renfe apuntó a un enganchón de un tren de Iryo como causante del corte del servicio en la línea Madrid-Andalucía que afectó a más de 10.000 viajeros y 30 trenes.
Sin embargo, la compañía —que lo negó desde el primer momento— ha hecho público este martes un informe técnico que "concluye de forma clara que tanto el pantógrafo y demás elementos del tren se encuentran en perfecto estado", por lo que insiste en que "no hay ningún indicio que presuponga cualquier tipo de problema eléctrico ni daño físico originado por el convoy".
La versión oficial del Gobierno queda así desmontada, incrementando las dudas sobre el origen del caos y la gestión del Ejecutivo y, en particular, del ministro Óscar Puente, quien este martes ha defendido que la falta de inversión "no tiene absolutamente nada que ver" con lo sucedido.
La secuencia de los hechos
Respecto al relato aportado por Iryo, según la compañía, a las 21.26 horas del domingo el tren se encontraba detenido a la altura de La Sagra (Toledo) como consecuencia de una parada técnica motivada por problemas vinculados al robo de cable en los equipos de vía, por lo que es imposible que, tal y como ya advertían el lunes, sufriera ningún enganchón, ya que, para que eso sucediera, el convoy no solo debería estar en marcha, sino, además, circular a determinada velocidad.
Así habría estado durante 13 minutos. "Durante este tiempo, el tren esperaba instrucciones del CRC (Centro de Regulación de Circulación) de Adif", apunta Iryo. A las 21:39 horas, sin embargo, el convoy registró la ausencia de tensión, sin ningún tipo de perturbación u otros eventos, por lo que "el maquinista notificó inmediatamente la incidencia tanto a Adif como a la sala de control de Iryo".
"Tras recibir autorización del CRC, bajó a la vía y constató visualmente que un tramo de la catenaria (el conjunto de cables que transmiten la energía al tren) se encontraba sobre el convoy, llegando incluso a tocar el suelo" y "por causas completamente ajenas al tren". Es más, según defiende, el tren en cuestión —que circulaba de Madrid hacia Málaga—" no requirió ninguna acción correctiva" y, "tras revisarse, quedó disponible para el servicio comercial", lo que desmentiría un supuesto enganchón que, de haberse producido, sí habría ocasionado algún tipo de daño.
Con todo, Iryo dice disponer de "registros documentales y material gráfico" que acreditan la secuencia de los hechos aquí descrita y se ofrece a ponerlos a disposición de las autoridades "para contribuir activamente con la investigación de lo sucedido". El informe en cuestión está firmado por Hitachi, empresa japonesa que habría fabricado el tren en cuestión.
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