
El fin de semana nos trajo una nueva entrega de uno de nuestros programas de televisión favoritos, que no es otro que La Sexta Xplica, y en esta ocasión hablaron de uno de los temas más importantes de la actualidad política y económica como es el de la reducción de la jornada laboral de las 40 horas semanales a las 37,5 horas. A este programa asistieron algunos de los rostros más conocidos de nuestra sección "Érase una vez un tertuliano progre" como son Afra Blanco, Gonzalo Bernardos y Julen Bollain.
Los tres tertulianos defendieron la reducción de la jornada laboral con diferentes argumentos pero con uno en común, a saber, que la productividad en España había crecido en los últimos años, llegando a afirmar tanto Afra Blanco como Gonzalo Bernardos que "la productividad ha crecido un 50% entre 1983 y 2023, mientras que los salarios habrían subido un 22% en este transcurso". Esta afirmación también la hemos escuchado decir a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien la ha repetido en varias ocasiones, siendo la más reciente el 6 de mayo.
¿Qué hay de cierto en esto?
Hay que decir que estos datos proceden de la base de datos macroeconómicos de la Comisión Europea (AMECO), y son datos a partir de los cuales el Ministerio de Trabajo ha elaborado un informe donde afirma que la productividad real por hora trabajada ha crecido un 53% desde 1983 hasta 2023, mientras que los salarios reales sólo habrían crecido un 20%. El problema con estos datos está en la cuestión de medir la productividad de esta forma, y a continuación vamos a explicar por qué no es una buena idea hacerlo así.
Medir la productividad en base a la fórmula de la productividad real por hora trabajada, que es (PIB real / total de horas trabajadas), tiene limitaciones que la dejan obsoleta, como por ejemplo que esta herramienta no distingue entre el factor capital y el factor trabajo. Esto haría que, por ejemplo, no se distinga a dos países que tienen la misma productividad por hora pero que uno de ellos la logre con una elevada tecnología y el otro con una alta intensidad en el trabajo.
Esta herramienta tampoco tiene en cuenta las diferencias de productividad sectoriales, ya que no distingue que unos sectores puedan ser muy productivos y otros puedan ser muy poco productivos.
Así pues, y teniendo en cuenta estos fallos, los economistas prefieren usar la "productividad total de los factores", ya que tiene en cuenta tanto la evolución de la productividad del capital como del factor trabajo. De esta forma, podemos ver cuál ha sido la productividad total de los factores en España desde 1995 hasta 2024, es decir, en los últimos 29 años.
Según Funcas, en base a datos de The Conference Board, la productividad total de los factores en España desde 1995 hasta 2017 no sólo no creció sino que cayó un 10,5%, mientras que en la UE creció un 4,5%.

Por otro lado, desde 2017 hasta el último trimestre de 2024, la productividad total de los factores habría tenido esta evolución, según el BBVA.

Como podemos ver en ambos gráficos, la productividad desde 1995 hasta el año 2014 no paró de caer, remontando muy ligeramente a partir de ese año y creciendo muy poco, hasta el punto de que se puede hablar de una productividad estancada. También podemos ver que mientras que la productividad del trabajo sí que ha crecido en España, no lo ha hecho así la productividad del capital, lo cual quiere decir que España necesita invertir mucho más en capital para que así los trabajadores puedan tener un mayor margen de incrementar su productividad por hora trabajada.
En resumidas cuentas, no es cierto que la productividad en España haya crecido un 50% o un 53% desde 1983, sino que más bien podemos hablar de productividad estancada en los últimos 30 o 35 años. Los partidarios de reducir la jornada laboral tendrán que buscar otro argumentario que no pase por querer colar que la productividad en España ha crecido a niveles tan altos durante los últimos 40 años.