
El festival de Eurovisión ha vuelto a poner en la picota a Televisión Española. Una polémica que acompaña al ente público por el comportamiento de sus presentadores durante la gala de la final, y también de las galas previas. Los comentarios, abiertamente contrarios a Israel, hicieron que la propia Unión Europea de Radiodifusión, que organiza el festival, amonestara a España por hablar de Gaza durante la retransmisión de la semifinal del certamen que TVE ignoró.
Esto pone en primer plano a la televisión pública española. Sí, pública. ¿Pagamos todos los españoles una televisión que se dedica a hacer propaganda antisemita en un festival de música? Pero es que esta pregunta tiene una extensión mayor. ¿Hay algún espacio de la esfera informativa o de entretenimiento que no esté impregnado de propaganda política en televisión española? Desde Silvia Intxaurrondo en el matinal de TVE, hasta David Broncano en La Revuelta por la noche, pasando por programas como los de Javier Ruiz o la reciente y polémica Familia de la Tele, Televisión Española parece hacer dejado relativamente fuera de la propaganda política únicamente MasterChef, uno de los éxitos consagrados de su programación, por no decir el único.
Y todo esto con nuestro dinero. RTVE es el ente público, la radio televisión pública mejor financiada de Europa, que es un eufemismo para decir que es la más cara del viejo continente. En concreto RTVE nos cuesta cada año la friolera de 1.200 millones de euros, y subiendo. Sólo en personal gasta 500 millones de euros. Además, arrastra una deuda superior a los 400 millones de euros. Un ente público con más de 6.700 empleados.
El espectáculo vivido este fin de semana a cuenta de la final de Eurovisión, y el lamentable espectáculo de TVE en el mismo, nos hace preguntarnos… ¿Es legítimo que se gasten nuestro dinero en esto? ¿Necesitamos un Sálvame público? ¿Por qué es necesario tener un propagandista oficial del gobierno de turno en los horarios de máxima audiencia y pagado, además, a precio de oro? ¿De verdad es necesario mantener semejante mastodonte? Evidentemente no.
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