
En Burgos, el barrio de Belorado de San Miguel de Pedroso ha visto cómo se ha generado miedo y psicosis alrededor de las okupaciones en la zona. Y es que, varios okupas se han instalado en una casa a las afueras del barrio. Por si fuera poco, según informa Burgosconecta, han instalado una alarma para protegerse de más okupaciones y robos. Según el testimonio de algunos vecinos de la localidad, "han colocado el cartel de la empresa que ha puesto la alarma en el inmueble para evitar que a ellos les ocurra lo que han hecho con el propietario de esa vivienda".
"Es cuanto menos curioso que hayan entrado sin permiso en una vivienda que no es suya, la hayan okupado y ahora la protejan de posibles robos u okupaciones", declaran los vecinos. Es más, según relatan, han "intentado empadronarse en Belorado", aunque parece que sin fortuna.
Según los vecinos, se vive un momento de "tensión en el pueblo por la llegada de personas ajenas" a la localidad que, desde el pasado 27 de abril, están okupando un inmueble que no es suyo. Se ha generado una "psicosis de miedo" en torno a estas personas y, por ello, algunos propietarios de viviendas del pueblo han decidido también poner sus propias medidas de protección ante una situación que desconocen en qué puede terminar.
Las mismas fuentes vecinales han indicado que los okupas "han vaciado de muebles" la vivienda okupada. La propietaria ya ha presentado "tres denuncias ante la Guardia Civil" por este atentado hacia su propiedad, según aseguran estas mismas fuentes.
"Han traído perros"
La presencia desde el domingo 27 de abril de este grupo de okupas ha generado inquietud y miedo. La casa que okupan en estos momentos está más bien apartada del centro del pueblo y lleva sin inquilinos desde hace "muchos años". Los okupas han tirado, literalmente, la casa por la ventana. Todo el mobiliario ha salido despedido en lo que los vecinos consideran que, más allá de la okupación, es un "asalto, un robo". Además de la okupación de la casa, también se ha producido la de un solar contiguo "donde han traído perros".
La casa está situada en la parte final del pueblo y lleva sin uso más de 20 años. La sospecha de los vecinos es que desde hace tiempo los okupas se fijaron en el inmueble. Una de las vecinas relataba hace un mes que "en los fines de semana el pueblo se llena de gente" y no es posible saber "si alguien ha venido" con el fin de espiar qué ocurre.
Aunque la presencia de Guardia Civil es requerida y se acercan con frecuencia, la presencia de estas personas ha sembrado el pánico en un pueblo que se ha caracterizado siempre por un su trabajo en común y por ser una comunidad cooperativa en todas las acciones que llevan a cabo.