Se cumple un mes esta semana del gran apagón que dejó sin luz a España y Portugal durante horas. Cuatro semanas después, y tras conocer los numerosos informes que ya advertían al operador Red Eléctrica de los riesgos intrínsecos para el suministro que entrañaban las decisiones políticas de incrementar en el mix las energías renovables, el Gobierno sigue empeñado en decir que no sabe nada.
Eso sí, lo que está haciendo ahora es incrementar en el mix las fuentes de energía tradicional, como la nuclear y el gas natural, que dotan de estabilidad al sistema. Justo lo que no había el 28 de abril a las 12:30 cuando España sufrió un cero energético. Hoy son varias las informaciones que nos obligan a hablar de este asunto, porque en un mes ya van más de 20.000 reclamaciones por pérdidas millonarias por el apagón, y son reclamaciones que llegan a Iberdrola, Endesa, Naturgy y, por supuesto, a Red eléctrica.
Además, hoy sabemos gracias a Carlos Segovia en El Mundo que precisamente Red Eléctrica rebajó el día de apagón a la mitad la red de protección con la que operó el día anterior. Cuenta esta información que el día del apagón Red Eléctrica trabajaba con un tercio de centrales de gas de las que suele utilizar como escudo. Trabajó con el sistema desprotegido y la guardia baja.
Sin embargo el barro político es de tal espesura y su podredumbre tan avanzada, que el Gobierno sigue insistiendo en meses de investigación, mientras que en el Congreso tanto PP, por un lado, como PSOE y Sumar, por otro, han solicitado sendas comisiones de investigación en el Congreso para esclarecer las causas y responsabilidades del apagón. Y todo para que ambos voten en contra de la petición del contrario.
Mientras, lo que no se puede ocultar, ni con votaciones en el Congreso, es el sideral ridículo que hizo España y en el que arrastró a Portugal, y la evidencia científica se impone y hace que el escándalo sea mayor. Si no, lean ustedes el Daily Telegraph y su artículo sobre el apagón de España y el modo en el que los políticos españoles tratan de ocultar un comportamiento ideológico y sectario con la red eléctrica que recuerda a los usos y costumbres de la antigua Unión Soviética en acontecimientos de infausto recuerdo como el accidente de Chernobyl.
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