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Las dos pruebas que demuestran la responsabilidad del Gobierno en el apagón

Cuando la sociedad está más pendiente de una palurda con ínfulas de Mata Hari que de las cosas importantes es que ya estamos al nivel Nicaragua.

Cuando la sociedad está más pendiente de una palurda con ínfulas de Mata Hari que de las cosas importantes es que ya estamos al nivel Nicaragua.
La presidenta de Redeia, Beatriz Corredor, interviene durante la segunda jornada del foro CREO 2025, organizado por Cinco Días, a 29 de mayo de 2025, en Madrid (España). | Europa Press

Lo que sufrimos el 28 de abril no fue únicamente un apagón eléctrico. Eso fue solo la consecuencia de algo mucho más profundo. Lo que se está apagando son los derechos y libertades propios de las democracias liberales. El apagón es apenas una anécdota en el peligroso camino que llevamos años recorriendo, un camino que tiene un final demasiado evidente porque lo hemos visto muchas veces, en otros sitios.

Decía Bastiat que la Ley había sido pervertida puesto que, en lugar de frenar la injusticia se convierte en un instrumento de injusticia. Se trata del más poderoso de los instrumentos, puesto que está en manos del legislador. Y se trata, también, de la mayor de las tentaciones puesto que el legislador no resistirá el deseo de retorcer las instituciones del estado en su provecho. En España no existe una separación de poderes efectiva. Los poderes Ejecutivo y Legislativo son, de facto, casi el mismo. El único contrapoder que nos queda es el judicial, por eso el gobierno ha iniciado ya su asalto.

El apagón es la consecuencia de esto. Es el resultado de la colonización política de todas y cada una de las instituciones del estado. Desde el Tribunal Constitucional hasta Red Eléctrica o la Comisión Nacional del Mercado y las Competencias, todo son instrumentos a servicio del líder supremo del PSOE, todo al servicio de Su Sanchidad, que los utiliza impunemente a su antojo sin el menor atisbo de repulsa por parte de una sociedad civil anestesiada.

Lo que estamos viviendo es un apagón político, no un apagón eléctrico. Estamos viviendo un sepulcral silencio orquestado desde las más altas cúpulas, con la ministra Aagesen como vulgar títere que se mueve según los hilos de los que tiran en Moncloa. Portugal hace unos días que ya presentó su informe de conclusiones sobre el apagón, aquí no tenemos ninguna noticia oficial del mismo. Insisto, ninguna noticia oficial, ningún dato, absolutamente nada. Somos Venezuela.

Sin embargo, hay dos hechos fundamentales que denotan la responsabilidad clara y evidente del gobierno (a través de Red Eléctrica) en el apagón.

La primera es la forma drástica en la que se cambió el modo de operar la red los días posteriores al apagón. Desde Red Eléctrica se ordenó meter más centrales de gas en el sistema y sacar energía solar del mismo. ¿Por qué lo hicieron si la enorme contribución de energía solar no había sido, según el gobierno, la causa del apagón? Si no lo era, ¿por qué operar la red de forma diferente desde entonces? Porque todo el mundo sabe que cuanta más potencia firme haya en el sistema, más estable es el mismo. No hace falta que lo admitan, las leyes de la física no se negocian en el Consejo de Ministros. La forma conservadora de operar la red después del día 28 es la asunción tácita de que la responsabilidad es suya.

El segundo hecho fue intentar embarcar a las eléctricas, según varios medios de comunicación, en la construcción de un relato falso que permitiera al gobierno salir indemne del caos eléctrico del 28 de abril. Las eléctricas no se han querido subir al carro de las mentiras a las que el ejecutivo nos tiene tan acostumbrados, por lo que esperaremos represalias. Ya lo están intentado, torpe y desesperadamente. Se le ve el plumero de lejos a la presidenta de Red Eléctrica, Beatriz Corredor.

En ningún país que se respete a sí mismo podría tener esto lugar. Ningún país serio permitiría que ante un evento que dejó sin vida a varias personas, el gobierno se fuera de rositas sin dar ningún tipo de explicación. Nuestra sociedad está podrida. Necesitamos un reseteo de manera urgente. Cuando la sociedad está más pendiente de una palurda con ínfulas de Mata Hari que de las cosas verdaderamente importantes es que ya estamos al nivel Nicaragua. Enhorabuena a todos.

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