
Irlanda está a punto de convertirse en la enésima prueba del fracaso en los controles de alquileres al anunciar el Gobierno que esta medida dejará de ser aplicable a los arrendamientos en viviendas de nueva construcción. Esto se produce después de que la oferta de vivienda no haya aumentado en Irlanda al ritmo que se espera y necesita, de manera que el Gobierno tiene que tratar de reactivar la construcción de vivienda de alguna manera. En este artículo te vamos a contar todo lo que está sucediendo.
Para empezar, hay que recordar que desde el año 2016 se viene aplicando en Irlanda un sistema de control de alquileres denominado "Zonas de Presión del Alquiler" (en inglés, Rent Pressure Zones) cuyo objetivo era el de tratar de poner tope al incremento que se estaba produciendo en los precios del alquiler, especialmente en las áreas urbanas. Según la ley, los alquileres no pueden subir más de un 2% cada año. Este tope al alquiler ha sido aplicado en la mayor parte de las regiones del país (en 17 de 26 regiones), incluida Dublín.
Como ya habrá podido observar el lector, este sistema de "Zonas de Presión del Alquiler" se parece mucho al sistema que existe en España de "Zonas Tensionadas" que se aplica en 140 municipios catalanes (y varias CCAA más) y que se viene aplicando desde el año 2023 con la introducción de la llamada Ley de Vivienda de Pedro Sánchez.
No obstante, y para sorpresa de nadie, el precio de los alquileres no ha dejado de crecer desde entonces y en el primer trimestre de 2025 el precio medio mensual del alquiler superó los 2.000 euros por primera vez en la historia, tal y como informa el medio irlandés "The Irish Times". En este gráfico podemos ver cómo ha evolucionado el precio medio en los nuevos contratos de alquiler desde el primer trimestre del año 2013 hasta el segundo trimestre de 2024.

Como se puede ver, esta medida no sólo no ha servido para poner límite a la subida de precios en los alquileres, sino que también ha obstaculizado la construcción de nuevas viviendas, una cifra que el Ejecutivo se había propuesto en 50.000 nuevas viviendas al año hasta 2030 y que en 2024 apenas se construyeron unas 30.000.
También se ha visto reducida la construcción de nuevos apartamentos, siendo la mayor parte de estos destinados al alquiler de vivienda, con una caída interanual del 24%. En este sentido, los promotores inmobiliarios han señalado como "culpables" a los controles de alquiler y al aumento de las tasas de interés.
Así pues, y ante esta tesitura, la nueva normativa establecerá un cambio con respecto a las viviendas de nueva construcción destinadas al alquiler. Y es que aquellas viviendas de nueva construcción que sean alquiladas no estarán limitadas a un aumento anual del 2% en los precios del alquiler, así lo ha explicado el ministro de Vivienda, James Browne: "Permitiremos que los alquileres de los nuevos arrendamientos creados a partir del 1 de marzo de 2026 se fijen al valor de mercado, pero a cambio de una seguridad de alquiler mucho mayor para los inquilinos con contratos de duración mínima de seis años".
"También queremos dejar claro que simplemente necesitamos nuevas inversiones en viviendas de alquiler, en particular en apartamentos, por eso permitimos que el alquiler de los apartamentos nuevos esté vinculado al IPC incluso cuando la inflación supere el 2%", expresó el ministro de Vivienda.
Una de cal y otra de arena
Sin embargo, esto no supone una eliminación de la actual ley, sino que la nueva medida sólo será aplicable para las viviendas de nueva construcción. Estas han sido las palabras del ministro: "Para proteger a los inquilinos en épocas de alta inflación, mantendremos el límite de inflación permisible del alquiler en el 2% con excepciones limitadas."
De esta forma, mientras para los actuales contratos de alquiler (y para los que vengan siempre y cuando la vivienda no sea de nueva construcción) la normativa a aplicar sigue siendo la misma, la cosa cambia para aquellos contratos de alquiler que se negocien en viviendas de nueva construcción.
Con lo cual, el gobierno de Irlanda reconoce parcialmente que el control de alquileres impuesto desde el año 2016 no ha funcionado, pues no sólo no ha conseguido limitar el precio de los alquileres (están en máximos históricos) sino que también ha ralentizado el ritmo de creación de nueva vivienda.