
Figueruelas, un pequeño municipio de apenas 1.250 habitantes situado a 20 minutos de Zaragoza, se prepara para una transformación histórica. En los próximos meses, cerca de 1.847 ciudadanos chinos llegarán al pueblo aragonés para levantar y poner en marcha la futura gigafactoría de baterías para coches eléctricos de Stellantis y su socio chino CATL. La magnitud del proyecto es tal que por número de residentes, la villa temporal donde serán alojados podría situarse entre los 60 núcleos más poblados de Aragón.
El impacto demográfico será notable: habrá más trabajadores chinos que vecinos locales. Según fuentes cercanas al proyecto, el objetivo de esta llegada masiva es mantener en secreto el know-how de CATL, garantizar la calidad del proceso industrial y formar a mano de obra española en los próximos años.
El 86% de los recién llegados serán operarios de construcción y montaje de la fábrica (alrededor de 1.593), y el resto, técnicos e ingenieros. Su estancia será temporal y en fases escalonadas, adaptadas al ritmo de desarrollo de la planta, cuya construcción está prevista para arrancar en 2026.
Una "Chinatown" rural
Dada la falta de viviendas disponibles en Zaragoza y su entorno, los promotores del proyecto prevén edificar un macroalojamiento de casas prefabricadas y portátiles cerca de la futura planta, en el término municipal de Figueruelas. El propio alcalde, Luis Bertol, defiende esta medida y recuerda que ya se hizo algo similar hace 43 años, cuando Opel instaló su fábrica en el municipio: "Ya lo solucionaremos", dice un vecino al diario Vozpópuli. Desde el consistorio insisten en que el revuelo viene más de fuera que de dentro del pueblo.
La situación no genera especial inquietud entre los vecinos. Figueruelas cuenta con una de las tasas de paro más bajas de España (alrededor del 5%) según Vozpópuli, por lo que no hay un conflicto laboral con los puestos ocupados por trabajadores extranjeros.
Esta fórmula ya fue aplicada por CATL en Alemania, donde se levantó una planta en Arnstadt con miles de empleados chinos que fueron relevados progresivamente por trabajadores locales. En Figueruelas se espera un proceso similar a medio plazo.
Barracones
Según fuentes próximas a la empresa en conversación con el diario La Razón, los empleados no vivirán en barracones ni cobrarán miserias. La acogida se ajustará a la Ley de Unidad de Grandes Empresas y Colectivos Estratégicos, que agiliza trámites migratorios y laborales. Los trabajadores estarán sujetos al convenio de la construcción de Aragón, con sueldos que parten de los 23.000 euros anuales, el triple de lo que percibirían en China.
CATL es el mayor fabricante mundial de baterías, y su experiencia se considera esencial para garantizar la eficacia y viabilidad de la futura gigafactoría. Aunque la irrupción demográfica es muy notable, el sentimiento general en Figueruelas es de tranquilidad y adaptación. La población ya vivió una transformación similar hace cuatro décadas y parece preparada para convertirse, ahora, en la primera Chinatown industrial rural de España.