Los datos del mercado laboral, un mes más, no son tan buenos como a primera vista puede parecer, sino que se encuentran adornados por el momento temporal del año en el que se producen. La estacionalidad derivada del inicio de la temporada de verano marca el comportamiento del mercado laboral en junio, dado que ese efecto temporal es el elemento que marca la bajada del paro y la subida de las afiliaciones.
Siempre es una buena noticia que baje el paro y suba el empleo, pero, desgraciadamente, se debe en su mayor parte a la estacionalidad, y aun así no es uno de los mejores datos de un mes de junio. Se nota, por tanto, cierta desaceleración en el mercado laboral, pese a la temporada de verano, favorable al mismo.
Baja el paro en 48.920 personas y sube el empleo 76.720 afiliados, lo cual siempre es una buena noticia, pero los datos no son tan halagüeños al ponerlos en comparación con el mismo mes de otros años, especialmente los de afiliación en términos interanuales.
El paro baja en 48.920 personas en junio en intermensual, pero es el cuarto peor dato de un mes de junio de los últimos catorce años. Si, además, se desestacionaliza el dato, la bajada es sólo de 16.834 parados, un 34,4% de la bajada total, con lo que la bajada real es pequeña. El paro interanual baja en 155.104 personas. Es el quinto peor dato de un mes de junio de los últimos catorce años.
Andalucía lidera la bajada de paro intermensual (-6.974 parados), seguida de Madrid (-6.571 parados). Andalucía también lidera la interanual, con -55.358 parados, seguida de Valencia (-17.552).
Del mismo modo, el dato intermensual de afiliación a la Seguridad Social sube en 76.720 afiliados, pero si se desestacionaliza la subida se queda sólo en 40.399, un 52,66% del total. El aumento de afiliación es impulsado interanualmente por Madrid, con 94.904 afiliados más y por Andalucía, con 81.486 afiliados nuevos. Por su parte, el dato interanual es el tercero peor de los últimos once años en un mes de junio.
Además, de esos afiliados interanuales creados, 68.800 son nuevos empleos públicos, no creados por la actividad económica productiva del mercado. Además, el último día de mes se perdieron 186.548 afiliados. Adicionalmente, España tiene la mayor tasa de paro de la UE, con un 10,9%, casi el doble que la UE, y la mayor tasa de paro juvenil de la UE, con un 25,6%, con datos de abril, últimos publicados por Eurostat. Además, más de la mitad (un 62,13%) de los contratos indefinidos del mes son o a tiempo parcial o fijos-discontinuos.
Por otra parte, los contratos indefinidos caen un 1,59% interanual. Desde febrero de 2020 hay 18.591 empresas menos. Por sectores, se reduce el paro mensualmente en servicios (-38.253), industria (-4.589), construcción (-3.029) y agricultura (-218, casi plano). Disminuye en el grupo "sin empleo anterior", al hacerlo en 2.831 parados. Baja el desempleo femenino, en 25.537 personas y el masculino baja en 23.383 personas.
El paro entre los jóvenes (menores de 25 años) desciende en 4.296 personas, pero sigue liderando, tristemente, la tasa de paro juvenil europea, con una tasa de paro juvenil del 25,6%, además de ser el séptimo país de la UE con más porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan y el primero con más porcentaje de población infantil en riesgo de pobreza.
Sigue habiendo 10.518 trabajadores en ERTE. Así, tenemos que el dato final de paro registrado se sitúa en 2.405.963 parados. Por su parte, el dato final de afiliación a la Seguridad Social registrado fue de 21.861.095.
Por tanto, en lugar de festejar datos que constituyen un espejismo, y de querer aprobar reducciones de jornada que sólo puede provocar el cierre de empresas por no soportar el aumento de costes, y de subir impuestos a los ciudadanos de manera confiscatoria, el Gobierno haría bien en flexibilizar el mercado laboral para que se incrementase el empleo de verdad, que no fuese un mero reparto, que es lo que sucede en la actualidad.
Sería fantástico que el empleo aumentase sólidamente, pero en gran parte se debe a la estacionalidad, con un empleo que se reparte en lugar de crearse con fuerza, y con muchos elementos de riesgo en el horizonte, como el quebranto que puede ocasionar la reducción de jornada en el mercado laboral, al aumentar el coste de las empresas.