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Ajustes a la italiana

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Al igual que ocurrió con Greciacon España, la actual crisis que afronta Italia no se puede explicar sin entender antes la precaria situación de la libertad económica en el país que ahora gobierna Mario Monti. Como ya saben muchos de nuestros lectores, la deuda pública del país italiano supone más del 120% del PIB desde hace décadas. Ante un panorama así, no es de extrañar que la última edición del Índice de Libertad Económica haya situado a Italia en el puesto 87, a la altura de Grecia o Burkina Faso.

Sin embargo, la deuda pública no es el único problema al que se enfrenta Italia. Según el Informe sobre Liberalización Económica elaborado por el Instituto Bruno Leoni, el país transalpino aún tiene mucho camino por recorrer a la hora de crear una economía menos intervenida por el Estado. El mercado del agua, por ejemplo, apenas tiene un grado de liberalización del 19%. Tampoco está mejor el sector del transporte urbano, donde la calificación obtenida apenas es del 44%.

Otra forma de adelgazar el Estado sería liberar los miles de millones de euros que maneja el Tesoro Italiano en acciones de compañías privadas como ENEL. Tampoco estaría de más aplicarle una dosis de libertad a las empresas públicas de transporte ferroviario, especialmente ahora que un grupo de empresarios comandado por Luca Cordero di Montezemolo y Diego Della Valle está preparando el lanzamiento de NTV, el primer operador ferroviario italiano de titularidad privada.

La cosa no acaba aquí: en el sector de los seguros, por ejemplo, el Estado mantiene dos gigantescas corporaciones llamadas INAIL y SACE. Otra vía de racionalización del gasto público vendría con la venta de bienes inmuebles varios: el Ejecutivo de Berlusconi preparó una modesta venta del 5% de estas posesiones, por lo que habrá que profundizar en esta línea de actuación.

¿Más ejemplos del clima económico reinante en Italia? Un gobierno que anuncia nuevas subidas de impuestos, un mercado del arte marcado por la mala gestión pública del patrimonio cultural y la falta de facilidades al mecenazgo privado, unas administraciones públicas marcadas por los escándalos y la corrupción, una proliferación de colegios y licencias profesionales que limitan la competencia, un mercado laboral poco flexible, un entorno administrativo tercermundista para la creación de empresas, etc.

En definitiva, la falta de libertad económica y el exceso de intervención estatal tienen mucho que ver con la crisis actual que atraviesa Italia, tal y como ha explicado Manuel Llamas. El gobierno de Mario Monti parece dispuesto a aprobar algunos ajustes, pero al final del día, todo apunta a que la aplicación de verdaderas reformas liberales seguirá brillando por su ausencia.

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comentarios
1 Anonimus, día

la verdad es que parece que Italia no termina de levantar cabeza. Las medidas no parecen muy adecuadas porque no ayudan a que el mercado se dinamince y así... no creo que tengan unas buenas perspectivas. Esperemos que nuestros vecinos italianos vean por fin la manera de salir de la crisis profunda en la que se encuentran sumergidos.

2 Marqués, día

Muchas voces opinan que nuestra delicadísima situación económica, es fruto de la irresponsable gestión que ha realizado en los últimos 8 años el gobierno socialista. Desde el anterior punto de vista, es fácil defender que muerto el perro (gobierno socialista) se acabo la rabia (crisis), y que el “advenimiento” de un nuevo gobierno es una garantía de buena gestión y solución de problemas. Ejemplos como el de Italia, y otros muchos, nos demuestra que el problema no es tanto el color del partido que gobierne, que algo tiene que ver obviamente, si no la presencia de una mentalidad paternalista, estatalista e intervencionista. Esta última mentalidad esta fuertemente arraigada en todos los partidos políticos con algún tipo de representación. Berlusconi, Sarkozy, y otros, no son precisamente gente de izquierdas y sin embargo mantienen unas políticas estatalistas basadas en el endeudamiento público, la refinanciación de un monstruoso déficit y la subida de impuestos. Todo ello encaminado a mantener su poder e influencia (votos) mediante un falso, hipertrofiado y ruinoso “estado del bienestar”. El caso de Italia (y dentro de poco el de Francia) es un aviso evidente de que el fallo está en la concepción del estado y sus funciones por parte de casi todos los políticos europeos. ¿Italia debería vender sus participaciones en empresas públicas o privadas, así como liberalizar y privatizar sectores económicos enteros? Sin duda. También lo tendría que hacer Grecia y ya hemos visto que son capaces de irse a la más absoluta de las ruinas antes de hacerlo. No son todos lo mismo (eso es evidente), ni sus políticas son igual de dañinas, pero comparten en el fondo una misma idea central: la creencia de que el Estado (para ellos siempre con mayúsculas) puede y DEBE intervenir, en la mayoría de los ámbitos económicos y sociales de la gente , para garantizar una "cosa" denominada “Empleo y Justicia Social”.

3 fran, día

Espero que sigas asi y que pases unas felices fiestas un abrazo Fran..

4 Primum vivere, deinde philosophare, día

Comparto el análisis de Marqués que enlaza con el concepto de socialistas de todos los partidos a los que Hayek dedicó su "camino de servidumbre". Dos consideraciones. Uno de los principales problemas estructurales de Italia es, aparte de la infiltración de la "piovra" en todos los niveles institucionales, políticos y empresariales, el minifundismo político, el pentapartito y los esquemas de partidos que son, en realidad, constelaciones de pequeñas agrupaciones. En este contexto, la adopción de medidas para afrontar crisis profundas es casi imposible. "Food for thought" para los que se quejan de los males del bipartidismo español. Por último, el disparar con pólvora del Rey resulta suicida para cualquier nación que quiera salir de este marasmo de la crisis. Espero que el modelo de los gobiernos anteriores (no sólo los de Zapatero) de subvencionar sin límite se acabe para siempre y puestos a ello, que la nueva ministra de Trabajo se deje de "hacer guiños" a los sindicatos o a la patronal como aparece en la prensa. No creo que los ciudadanos le hayan votado para que caiga bien a nadie sino para que aporte soluciones a la situación dramática del paro. FELIZ NAVIDAD A TODOS

5 Diego Sánchez de la Cruz, día

Feliz Navidad, muchas gracias por su interés.

6 Diego Sánchez de la Cruz, día

Efectivamente, parece que Italia no saldrá de esta situación sin plantear un cambio radical en su forma de entender la economía. Un cordial saludo, gracias por su comentario, felices fiestas.

7 Diego Sánchez de la Cruz, día

Así es. Al fin y al cabo, el centro-derecha domina las elecciones políticas en Europa, pero el gasto público medio es casi del 50% del PIB de la Eurozona. Por tanto, se mantiene un modelo estatista e intervencionista con independencia del color político, como vemos en Italia con nefastas consecuencias. Muchas gracias por su comentario, Felices Fiestas.

8 Diego Sánchez de la Cruz, día

Sin duda, la actitud de la nueva Ministra de Trabajo parece un tanto enigmática. El "diálogo social" no puede convertirse en un sustituto de la toma de medidas por parte del Ejecutivo. Sería conveniente que para lanzar una primera reforma laboral, el gobierno de Mariano Rajoy propusiese la extensión del "acuerdo social" pactado por CEOE, UGT y CCOO en Cataluña. Sin duda, será difícil que los sindicatos y la patronal se nieguen a apoyar algo que ya han defendido en dicha región. El llamado "Acuerdo Interprofesional de Cataluña" incorporó tres cambios relativamente positivos: flexibilidad para descentralizar a nivel empresa los convenios colectivos; ruptura de la conexión entre IPC y subidas salariales; lucha contra el absentismo laboral. Si añadimos a esta propuesta una simplificación radical e inteligente de los más de 40 tipos de contratación existentes, nos encontraríamos con un buen comienzo. Esperemos que el nuevo Ejecutivo no esté dispuesto a jugar con el futuro de España. Ha recibido un importante mandato en las urnas que responde a una vocación de liberalizar la economía y recuperar el empleo perdido. Se trata de hacer eso que Italia no está haciendo: apostar por la libertad de forma integral y decidida.