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Diego Sánchez de la Cruz

Los "brutales" recortes del "secuestro presupuestario" estadounidense

La retórica de la Administración Obama sobre el llamado “secuestro presupuestario” ha identificado este recorte automático del gasto como un ajuste “brutal”. En realidad, tal y como muestra la siguiente gráfica, la aplicación de esta serie de ajustes ni siquiera reduciría los presupuestos federales, sino que sencillamente limitaría ligeramente su ratio de crecimiento.

Otra gráfica similar, elaborada por Veronique de Rugy para el Mercatus Center de la George Mason University, confirma esta situación:

Entre 2013 y 2021, el “secuestro presupuestario” seguiría contemplando un aumento del gasto equivalente a $2 billones (sí, billones con “b”) de dólares. No aplicar el ajuste automático elevaría la cifra a $2.1 billones, por lo que la diferencia entre uno y otro escenario es casi inexistente.

Como ha demostrado el Instituto CATO, los ajustes que sufriría el presupuesto de defensa llevarían el gasto total del departamento hasta niveles de 2006, año de máxima actividad militar en Irak y Afganistán. En comparación con China, que maneja el segundo mayor presupuesto de defensa del mundo, el gasto de Estados Unidos en este ámbito es casi seis veces mayor. Es evidente, por tanto, que no cabe interpretar este ajuste como un riesgo para la seguridad nacional.

Peor aún es la situación de los programas de “gasto social”: si en 2010 ya sumaban el 10%, en 2020 habrán alcanzado el 12,1% y en 2030 superarán el 15,3%. El cuadro demográfico hace que la situación no sea tan grave como la de Europa, pero el colapso del Estado del Bienestar también acabará llegando a Estados Unidos. Así lo entiende hasta el mismísimo Paul Krugman, que ya en 2010 se vio obligado a reconocer que el actual nivel de gasto solamente se sostendrá a medio y largo plazo limitando la Sanidad pública y creando un IVA federal.

De hecho, aunque ya hemos señalado que el presupuesto de defensa debe reducirse, el verdadero elefante en la habitación es el “gasto social”, que acumula una parte cada vez más grande del gasto federal:

Tampoco la Seguridad Social estadounidense goza de buena salud, ya que entró en déficit en 2010 y, a falta de reformas estructurales, la situación no mejorará:

Cabe señalar, por otra parte, que el montante total del “secuestro presupuestario” para 2013 asciende a $85.300 millones de dólares, cifra 1,7 veces inferior al impacto que tendrán en la economía las diferentes subidas de impuestos aprobadas recientemente por la Administración Obama. Lo vemos en la siguiente tabla comparativa:

Y mientras Washington sigue sin tomarse en serio la necesidad de reducir drásticamente el tamaño del Estado para relanzar el crecimiento de la economía, la deuda pública real ya supera el 100% del PIB y el déficit solamente se financia monetizando las emisiones del Tesoro.

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