De manera regular, los estudios elaborados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico llegan a las noticias de nuestro país. Esta semana, sin ir más lejos, la OCDE ha anunciado que su previsión de crecimiento para España en 2012 es de apenas el 0,3%.

Teniendo en cuenta los impulsos intervencionistas de otras burocracias internacionales, muchos partidarios del libre mercado reciben con relativa tranquilidad los estudios de la OCDE. Al fin y al cabo, si comparamos sus recetas económicas con las de Naciones Unidas, la Unión Europea o el Fondo Monetario Internacional, parece que la OCDE sale relativamente bien parada, aunque quizá más por defecto de otros que por méritos propios.

Sin embargo, el historial de la OCDE no está exento de importantes compromisos con el estatismo y el intervencionismo económico. Al fin y al cabo, esta burocracia ha recomendado a EEUU crear un nuevo impuesto federal al valor añadido. También ha llamado a la “armonización de impuestos”, elegante nombre para una iniciativa que busca evitar la competencia fiscal entre países. Igualmente, la OCDE apoya las fracasadas políticas de la ONU en materia de ayuda al desarrollo. De hecho ha llegado a pedir a EEUU que multiplique su contribución a este departamento ¡en un 450%!

La lista suma y sigue. Esta misma semana, en la OCDE han vuelto a reivindicar nuevas bajadas en los tipos de interés… Sin embargo, quiero que el último ejemplo mencionado en este artículo haga referencia a nuestro país. Y es que, en una sus recomendaciones para España, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico no dudó en defender la creación y la revisión de diferentes “impuestos verdes”…

Tampoco se puede decir es que la OCDE salga barata a los contribuyentes. Su presupuesto ronda los 350 millones de dólares, de los cuales el 24% viene de los bolsillos de los ciudadanos estadounidenses. España aporta cada año casi 13 millones de euros, convirtiéndose en el séptimo país que más dinero entrega a este “club” formado por 34 países miembros. Eso sí: este presupuesto no incluye el coste de la delegación permanente enviada a la sede de la OCDE, como tampoco engloba otros gastos varios.

Por cierto: los funcionarios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico reciben su salario libre de impuestos. Es una lástima que no defiendan lo mismo para los sufridos contribuyentes que pagamos su sueldo año tras año…