Lo explica excelentemente Gary Stewart, profesor del Instituto de Empresa, en una columna en Forbes. Hace unas semanas FDV le entrevistaba para Libertad Digital, también muy interesante.
La creación de empleo se castiga, entre otras muchas vías, poniendo innumerables trabas a la creación de empresas y a los emprendedores que quieren montar un pequeño negocio, manteniendo una regulación laboral rígida que no permite a los empresarios despedir a trabajadores improductivos, imponiendo cargas tributarias sobre las pymes elevadas, con una legislación que castiga de por vida los inevitables fracasos de la aventura empresarial, etc. etc.
Escribe Gary:
I grew up a Jamaican immigrant in the Bronx. I graduated from Yale College magna cum laude and Phi Beta Kappa, and then from Yale Law School, where I was co-executive editor of the Yale Law Journal, got my first article published, clerked for the chief judge of the District of Columbia Circuit Court of Appeals and interviewed to be a Supreme Court clerk. I’m now a professor of entrepreneurial management and the director of the Venture Lab, the accelerator for entrepreneurial projects, at top-ranked IE Business School.
But that was all a piece of cake compared with being an entrepreneur in Spain. Spanish entrepreneurs are an endangered species. In a socialist economy, the entrepreneur–and the businessperson generally–is disdained as the embodiment of capitalist greed. Many students are taught that seeking personal enrichment is distasteful and very American.
Cita un estudio interesantísimo de la Kauffman Foundation donde encuentran que los negocios de joven creación son el elemento fundamental en la creación de empleo en la economía estadounidense.
También recomendable esta otra columna de Forbes, In Entrepeneurship We Trust, sobre la importancia de la entrepeneurship (¿empresarialidad? ¿emprendizaje? ¿emprendimiento?).