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Procesos de aprendizaje

El riesgo sistémico y el fracaso de la regulación financiera

Algunos dirán: ¿qué regulación financiera? ¡Si a partir de los 80 la regulación financiera se eliminó prácticamente! ¿Acaso no fue después de la revolución conservadora de Reagan y Thatcher cuando a medio mundo le dio por desregular a lo bestia los mercados financieros, llevándonos a la situación actual?

Wait a second. Aunque esto es una idea muy extendida, personalmente la encuentro muy discutible, como argumentan estos dos artículos:

Para estos que hablan del predominio del paradigma neoliberal en la banca y las finanzas, les recomendaría que lean cuáles son las propuestas de los economistas austriacos acerca de cómo debería ser un sistema financiero/bancario sólido. Encontrarán diferentes líneas, desde quienes sostienen que el sistema de reserva fraccionaria es una aberración, a quienes defienden la viabilidad de la reserva fraccionaria en un contexto de banca libre (free banking), pasando por otros enfoques como el que incide en la importancia de los descalces de plazos.

Pero lo que encontrarán como denominador común es que la realidad del sistema actual poco se parece a lo que defienden estos autores. Cuestión que les debería hacer reflexionar: ¿no será que lo que tenemos ahora tiene poco de modelo liberal?

Tras el estallido de la crisis financiera se ha hablado mucho de fortalecer el marco regulatorio del mundo financiero, habiendo asimilado la idea de que los problemas en buena parte vinieron de haber dejado hacer libremente a estos sectores. Ahora tocaba darle una vuelta de tuerca, volver a una regulación fuerte que evite desastres como el de los años pasados, impidiendo los grandes excesos de bancos y gigantes entidades financieras.

Sin embargo, por un lado no se suelen dar muchos detalles de qué tipo de regulación deberá aplicarse y cómo, y tampoco se deja claro por qué la regulación –que ha estado vigentes en años previos– va a funcionar, dado que se asume desde el principio que las regulaciones van a funcionar bien… nada de consecuencias no previstas de la regulación, fallos de los reguladores, etc.

Personas sensatas como Paul Volcker han advertido que la regulación financiera no es ninguna panacea, que ésta suele actuar en beneficio de políticos y grupos de interés particulares -como el lobby financiero de Wall Street, la gran banca, etc.- en lugar de servir para asegurar la estabilidad y eficiencia del sistema. Gerald O’Driscoll también ha afirmado en este sentido que ”los reguladores responden a los deseos de la industria sujeta a la regulación, en lugar de proteger el interés público”. Asimismo, Volcker ha sostenido que

regular de forma acertada es una tarea extremadamente difícil, por diversas razones. “Cuando las cosas van bien, la economía va bien, el mercado no sufre perturbaciones, pero ves desarrollos en una institución o en los mercados que son potencialmente desestabilizadores, y hacer algo sobre eso es extremadamente difícil. Porque la respuesta de la gente en el mercado es: ¿de qué estás hablando? Las cosas van muy bien. Nosotros sabemos más de banca y finanzas que tú, apártate de mi camino, si no lo haces escribiré a mi congresista’”.

Pues bien, todas estas dificultades parecen pasarse por alto, asumiendo simplemente que hace falta más regulación, y que ésta, una vez puesta en su sitio, funcionará.

En este contexto ha salido recientemente un libro que parece realmente interesante, titulado Engineering the Financial Crisis: Systemic Risk and the Failure of Regulation, de los economistas Jeffrey Friedman y Wladimir Kraus. Dejo el párrafo que aparece en el enlace del Cato Institute a la conferencia de Jeffrey Friedman sobre el libro, porque me parece excelente:

The financial crisis revealed the most significant danger of modern government: it homogenizes the behavior of the people subject to its regulations. If the regulators make a mistake, the entire system is at risk, because everyone has had to behave in line with the regulators’ fallible opinions. In this light, the supreme advantage of capitalism is that it allows the heterogeneous opinions of fallible people to compete with each other, eliminating mistakes over time. This is the best solution available to ubiquitous human error. Jeffrey Friedman and Wladimir Kraus argue that the financial crisis exemplified the danger of regulatory homogenization. Banking regulations penalized banks that did not buy mortgage-backed securities rated AAA. For that reason, a housing crisis turned into a banking crisis. Even now, banking regulations are spawning a second financial crisis in Europe, because the same set of rules penalizes banks that lend to businesses or consumers instead of governments. Please join us for an all too timely examination of the unintended – and sometimes disastrous – effects of regulation on complex economies.

Precisamente la idea de que la regulación estatal homogeneiza el comportamiento de los agentes, agravando por ello la posibilidad del riesgo sistémico, me parece brillante: “Si los reguladores cometen un error, el sistema en su conjunto está en riesgo, porque todo el mundo ha tenido que comportarse según las opiniones falibles de los reguladores”, señalan. Por ello, entre otras razones, los liberales son favorables a la descentralización en la toma de decisiones. El mercado libre, en el que cada agente toma sus decisiones de acuerdo a su propia información y preferencias, sería el ejemplo mayor de esa descentralización.

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