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¿Vivimos peor que nuestros padres? Los cinco gráficos que desmontan el mito

Se mire por donde se mire, la generación actual de españoles es, con mucho, la que disfruta de una mejor calidad de vida.

Se mire por donde se mire, la generación actual de españoles es, con mucho, la que disfruta de una mejor calidad de vida.
Seat 600 | Pixabay/CC/Donations_are_appreciated

Uno de los mantras más repetidos desde que se inicia la crisis de 2007/8 y la gran recesión posterior es que, al menos en España, la nueva generación es la primera que vive peor que sus padres. ¿Es esto así? ¿Vivimos hoy peor o mejor que hace 25/30 años (una generación)? Más aún, en la reciente moción de censura contra el presidente del Gobierno se vertieron algunos comentarios en los que incluso se aseguraba que los nietos viven peor que los abuelos.

Veamos varias mediciones sobre acceso y posibilidad de acceso a diferentes bienes en tres fechas diferentes correspondientes a tres generaciones. Finales de los años 50, principios de los 60, principios de los años 90 y la situación actual (2016).

Vehículos

En 1990, el coche más vendido en España era el Ford Fiesta, su precio era de 1.084.000 pesetas. En 2016 el coche comparable más vendido en España es el Seat Ibiza, que podíamos encontrar desde 12.730€. El precio del Ford Fiesta de 1990 en términos de 2016 es de 14.131€ (más oneroso que el Seat Ibiza de 2016). Es decir, el modelo de coche más vendido en 1990 es relativamente más caro que su homólogo de 2016.

Sin embargo, el precio relativo de los vehículos nada nos dice sobre la accesibilidad del bien. Podría suceder que durante este tiempo la renta de los españoles hubiera aumentado o reducido y, por tanto, la accesibilidad al bien hubiera aumentado o reducido. En 1990, el salario medio por trabajador era de 141.663 pesetas, por lo que un trabajador necesitaba de 7,3 sueldos mensuales para conseguir un coche nuevo. En 2016, el salario medio por trabajador era de 2.226 euros, en este caso necesita de 5,7 sueldos completos para comprar un vehículo. Vemos en el gráfico cómo efectivamente la accesibilidad a vehículos nuevos ha incrementado notablemente.

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Pero, ¿y si lo comparamos con nuestros abuelos? En este caso, un Seat 600 en el año 1957 costaba 65.000 pesetas. En términos de 2016, el precio es de 19.351 euros, mucho más caro que el Ford Fiesta de 1990 o que el Seat Ibiza de 2016.

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Pero donde la comparación es casi bochornosa es en la cantidad de salarios necesarios para comprar un coche. En el año 1957, se necesitaban más de 45 salarios para comprar un Seat 600 (y tenemos que recordar que el coche desarrollado por la firma española fue una revolución cuyo precio era sensiblemente inferior a los disponibles hasta entonces en el mercado).

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Así pues, no es sólo que los españoles actualmente puedan acceder a un coche mucho más fácilmente que sus padres o abuelos, es que, además, la calidad del vehículo se ha incrementado notablemente a lo largo de los años. Desde el confort a la seguridad, un vehículo de 2016 tiene poco que ver con el de 1990 y casi nada con el vehículo de los años 60.

Vivienda

El acceso a la vivienda es uno de los temas que más controversia levantan. La burbuja inmobiliaria y posterior recesión ha hecho de esta rúbrica una de las principales demandas de diversos actores sociales. Desde los que recuerdan que nuestra constitución nos "da" el derecho a disfrutar de una vivienda digna hasta los que abogan por una completa liberalización del uso del suelo para que el precio del mismo (el principal componente de precio en las grandes ciudades) pueda corregirse a la baja.

¿Tenía la anterior generación española un mejor acceso a la vivienda que la generación actual? Veamos precios de vivienda llevados a euros del 2016 (descontada la inflación) y comparemos con los salarios para intentar arrojar luz sobre esta interrogante. El precio medio por metro cuadrado en 1990 en España era de 933€/m2 (155.238 pesetas/m2) mientras que en 2016 ese precio pasa a ser de 2.120€/m2. El precio más que se duplica.

Ahora bien, si corregimos por poder adquisitivo, veremos que en euros actuales el precio por metro cuadrado en los años 90 era realmente de 2.024€/m2, una cifra algo inferior a la cifra actual. Si consideramos una vivienda de 90m2, en 1990 se necesitaban 98,6 sueldos mensuales para pagarla completamente, mientras que en 2016 la cifra había bajado a 85,7 sueldos mensuales.

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¿Y la comparación con nuestros abuelos? En este caso, conseguir datos fiables sobre el precio de vivienda en los años 50 y 60 nos ha sido imposible, así que compararemos con el precio del año 1975. Conociendo el precio por m2 en Madrid en el año 1975 hemos estimado el precio para el conjunto de España. La estimación es que se pagaba 19.452 pesetas por m2. Esto equivale a 1.503€ actuales (precio sensiblemente inferior a los del año 90 y 2016).

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En este caso, los salarios mensuales que necesitaban los españoles en 1975 para comprar una vivienda de 90m2 ascendían a 95,9, cifra inferior a la de nuestros padres, pero todavía sensiblemente superior a la actual.

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Igual que con los vehículos, la calidad de las casas también ha sufrido una profunda transformación. El paso de los años nos ha proporcionado viviendas cada vez más lujosas y espaciosas. En 1970, sólo los más ricos disponían de aire acondicionado en casa (0,3% de la población), en 1991 el 5% de la población disponía de algún aparato de aire acondicionado y en 2008 el porcentaje se elevaba al 35,5%.

Ahora que es un tema recurrente el de la pobreza energética, en 1960 sólo el 4% de los hogares disponían de calefacción, en 1991 el porcentaje era casi del 84% y en 2011 del 87%. De igual forma, en 1960 sólo el 45% de los hogares españoles disponía de algo tan básico como agua corriente, cifra que aumenta casi al 100% en 1991. Tampoco disponían la mayor parte de españoles de ducha o baño en casa en los años 60 (sólo el 24% disponía de este "lujo"), mientras que en 1991 la cifra aumenta hasta superar el 95%.

Además, el tamaño medio de la vivienda no ha hecho más que aumentar desde 1970. Las viviendas de menos de 30m2 han desaparecido prácticamente del mapa. Las viviendas de menos de 60m2 eran superiores a un tercio en 1970, mientras que actualmente representan sólo un 14% del total de viviendas.

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En esta rúbrica también nuestros padres y abuelos tuvieron más dificultades que nosotros para acceder al bien en cuestión. La vivienda ha aumentado tanto en superficie como en calidad y servicios accesorios a la misma.

Alimentos

El precio de la leche en 1960 era de 2,95 pesetas/litro (1€/litro en precios actuales) y en 1990 era de 37,94 pesetas/litro (0,5€/litro en precios actuales), mientras que en 2016 era de 0,75€/litro. La docena de huevos costaba 19,67 pesetas en 1960 (6,68€/docena a precios actuales). El precio de 2016 es de 1,38€/docena. Sin embargo, la carne de vacuno ha incrementado notablemente su precio, ya que costaba 260,61 pesetas/kg en 1990 (3,4€/kg.), mientras que el precio de 2016 era de 8,3€/kg.

El abaratamiento relativo de la mayor parte de los alimentos y el aumento de poder adquisitivo de los españoles ha llevado a que el porcentaje de gasto en consumo dedicado a la alimentación haya caído en picado desde tiempo de nuestros abuelos hasta hoy.

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Número de horas trabajadas

Pero el mayor nivel de vida de la generación actual no se limita sólo a disponer de bienes a mejores precios y a los que se puede acceder con menor esfuerzo relativo. El incremento de renta ha hecho, como en casi todos los países, que valoremos más el ocio y que haya caído el tiempo que dedicamos a trabajar.

La jornada efectiva semanal de los ocupados era superior a 45 horas en 1958. En 1990, el número de horas de trabajo cae hasta las 36,7 horas semanales para seguir cayendo hasta 34 horas en 2016. No es sólo que dispongamos de mayor salario real que nos permita comprar más bienes de mayor calidad, es que, además, necesitamos trabajar menos horas de las que trabajaban nuestros padres o abuelos para tener un nivel de vida sensiblemente superior.

Tasa de desempleo

Se podría aducir que a la generación actual le ha tocado vivir la dificultad de la post-burbuja inmobiliaria en la que el desempleo juvenil ha impedido obtener los salarios antes citados y por ende el análisis expuesto en este artículo está errado.

Esto podría ser parcialmente cierto en caso de compararnos con nuestros abuelos, y es que efectivamente la tasa de desempleo hasta el año 75 era testimonial. Sin embargo, cuando nos comparamos con la anterior generación esta aseveración tiene poco o muy poco fundamento. Desde la entrada en democracia, las crisis de la economía española han sido recurrentes y se han ensañado principalmente con el mercado de trabajo. La tasa de desempleo actual (18,4%) es ligeramente superior a la de 1990 (15,5%). De hecho, sólo en la burbujística España de los primeros años del siglo XXI se consiguieron cifras de desempleo sensiblemente inferiores a las actuales.

En lo que tiene que ver con desempleo juvenil, actualmente la cifra llega a la alarmante magnitud de 42,9% después de haber estado algunos años por encima del 50%. Sin embargo, este desempleo juvenil no es nada nuevo en la historia reciente española. El desempleo juvenil en los años 80 y 90 superó ampliamente el 40% durante varios años y el desempleo juvenil medio en los años 90 fue de 34,9%.

Conclusión

A la luz de los datos, no parece que "la generación más preparada de la historia" viva peor que sus padres o sus abuelos. La generación actual vive, en casi cualquier ámbito, mucho mejor que generaciones anteriores.

Además de los bienes mencionados anteriormente, hay muchos otros bienes de consumo relativamente fáciles de conseguir en 2016 y que en tiempos de nuestros padres y abuelos parecerían lujos o directamente ciencia ficción. Teléfono móvil, internet, videoconsolas, viajes low cost, etc… Otros indicadores de calidad de vida como la esperanza de vida, mortalidad infantil, desnutrición o malnutrición, etc… muestran exactamente la misma tendencia que la apuntada anteriormente: nuestra vida es mejor que la de nuestros predecesores.

Se mire por donde se mire, la generación actual de españoles es, con mucho, la que mejor calidad de vida tiene. Disponemos de más vehículos, más baratos y que exhiben mayor calidad. Habitamos viviendas más grandes y con más amenidades. Los alimentos son tan baratos y abundantes que cada vez destinamos más renta a consumir cualquier otro bien que en el pasado sería considerado un lujo. Y para conseguir todo esto y mucho más, trabajamos menos que nunca.

Quizá merecería la pena rebautizar a "la generación más preparada de la historia" como "la generación más mimada de la historia".

Daniel Fernández Méndez es director de UFM Market Trends y profesor de la Universidad Francisco Marroquín. Si quiere profundizar sobre éste y otros temas económicos suscríbase a los informes de UFM Market Trends.

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