El Gobierno italiano quiere aprovechar la bonanza económica para introducir en los próximos Presupuestos Generales del Estado descuentos fiscales a particulares y empresas por valor de veinte billones de liras (más de 1,7 billones de pesetas). El primer ministro Giuliano Amato se lo ha comunicado así a los líderes sindicales, en la reunión en la que les ha explicado las líneas maestras de las cuentas del Estado italiano para 2001.
Los mayores ingresos registrados por el Tesoro italiano en los últimos tiempos se destinarán íntegramente a reducir el peso de los impuestos sobre las empresas y las familias, en especial de las tienen una economía más débil. Además, se constituirá un fondo de casi dos billones de liras (algo más de mil millones de euros) para financiar el efecto de la subida del precio del petróleo.
Las medidas en este ámbito se mueven en tres direcciones: rebaja del precio del gasóleo para la calefacción, reducción de las tarifas eléctricas y descuentos sobre la gasolina. El grueso de los descuentos fiscales lo constituye la rebaja del IRPF, que llevará a cada italiano a pagar 350.000 liras menos en impuestos. El nivel de exención a la hora de hacer la declaración de la renta ascenderá a los doce millones de liras y se prevén aumentos aún no cuantificados en las pensiones.
Crecerán las detracciones por tener a cargo a hijos menores y a familiares mayores de 75 años, mientras que el Gobierno recortará la cuota fiscal de los impuestos de las personas jurídicas. En total, ese bono fiscal de veinte billones de liras irá en dos tercios a las familias y en un tercio a las empresas, según ha afirmado el secretario general de la Confederación General Italiana de Trabajadores (CGIL), Guglielmo Epifani.

POR VALOR DE MÁS DE 1,7 BILLONES
Italia aprovechará la bonanza económica para emprender una reforma fiscal
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