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Alberto Recarte

La sorpresa de Greenspan

A Greenspan le gusta sorprender. Y no cabe duda de que la decisión de bajar medio punto los tipos de interés no se esperaba. Por tanto, desde este punto de vista, la medida ha estado a su altura.

Hay todo tipo de dudas respecto a las causas últimas de la decisión. Los analistas están divididos entre los que creen que la razón última del descenso es modificar la política monetaria para compensar la caída de actividad de la economía norteamericana y los que creen que se trata, sobre todo, de evitar un desmoronamiento de la Bolsa, por sus posibles efectos en el consumo y en las expectativas.

Si se tratara de limitar las pérdidas en Bolsa, en particular del Nasdaq, sería una decisión de dudosa justificación, porque las valoraciones de las empresas que cotizan en esa Bolsa siguen siendo muy altas, de acuerdo con cualquier criterio con el que quiera medirse. Si esa fuera la motivación habría motivos para preocuparse, porque indicaría que Greenspan reconoce que se ha formado una burbuja financiera que no sabe cómo desactivar. Y que, lejos de intentar calmar la “exuberancia irracional”, se dedica a mantenerla, por el temor a que las alabanzas que recibe por parte de todos, se conviertan en críticas por haber permitido que se forme una burbuja a partir de 1996, y no saber, ahora, cómo pincharla sin que, simultáneamente, se desmoronen el consumo (el 20% de la riqueza familiar de los norteamericanos está invertida en valores mobiliarios) y las expectativas.

El momento en el que se ha tomado la decisión, antes de la siguiente reunión formal de la FED y su coincidencia con varias jornadas continuas de caídas bursátiles, refuerzan la tesis de que es una medida antipánico. Se confirmaría que los movimientos en Bolsa tienen una influencia enorme en la economía y que a la política monetaria se le intenta hacer que cumpla un nuevo objetivo, además de controlar el nivel de precios, mantener al nivel que se considere oportuno los índices bursátiles, en la mejor de las tradiciones keynesianas. Keynes se inventó su teoría en otro momento histórico depresivo y decidió que los tipos de interés sólo servían para igualar la oferta y la demanda de liquidez y no la oferta y la demanda de ahorro e inversión. Un precedente peligroso.

Lo razonable sería que el descenso de los tipos de interés haya estado provocado por el convencimiento de que la economía ha entrando en recesión, de que los precios van a reducirse y que el desempleo va a comenzar a crecer con fuerza. Hasta ahora no hay muchos datos que fundamenten este cambio de ciclo. Hay descenso de ventas, reducción de beneficios, aminoración de la tasa de crecimiento del PIB hasta el 2,2% y poco más.

Quizá el Sr. Greenspan tiene muchos más datos, que podrían referirse a los efectos que están provocando los altos tipos de interés y altísima cotización del dólar en Latinoamérica y Asia y, quizá, en alguna entidad financiera. Quizá estemos asistiendo a una repetición del proceso de salvamento de alguna entidad financiera, como fue el caso hace un par de años.

En resumen, los datos que tenemos no justifican un cambio de política monetaria tan súbito y radical como significa un descenso de medio punto en los tipos de interés, a menos que el examen de otros datos pongan de relieve que la economía norteamericana está en recesión.

En Libre Mercado

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