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OBLIGADA POR EL ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACION

Alemania toma una decisión histórica e inicia la reforma de su sistema de pensiones

Un gobierno de izquierdas ha dado el primer paso para reformar su sistema de pensiones, uno de los pilares del Estado del Bienestar. Ha ocurrido en la patria de Bismarck, su creador hace más de un siglo. El envejecimiento de la población obliga a todos los países europeos, y especialmente a España, a reconsiderar el actual método de reparto por el que se rige el sistema de pensiones. Roto el tabú ideológico, precisamente por la socialdemocracia, los países de la UE podrían seguir muy pronto la senda alemana.

El 26 de Enero de 2001 es ya una fecha importante en la historia política y económica de Alemania. En ella aprobó el Bundestag, frente a la obstinada oposición de la CDU, un cambio esencial del sistema de protección social, que desde la Prusia de Bismarck se basa en el papel exclusivo del Estado. Con el proyecto de socialdemócratas y ecologistas, que no han podido impedir los democristianos, el sistema de pensiones será efectivamente mixto y los trabajadores podrán decidir la retención de una parte de sus sueldo para un plan privado de pensiones.

Con estas medidas se trata de hacer frente a la previsible quiebra del actual sistema de pensiones de reparto, mediante el cual los ingresos de los trabajadores en activo permiten el pago de las pensiones de los jubilados. La mayor esperanza de vida y la disminución de la tasa de natalidad han trastocado la pirámide poblacional que hace viable el sistema de reparto. Se ha reducido dramáticamente la proporción de trabajadores activos que cotizan para que un número creciente de jubilados perciban su pensión. La quiebra tiene fecha y a ello se enfrenta con realismo el gobierno socialista de Alemania.

Las medidas adoptadas este viernes por el parlamento alemán van en una doble dirección. Por una parte, las prestaciones del régimen general disminuirán progresivamente y aumentarán las cotizaciones. Pero el ingrediente más novedoso es la introducción de planes de pensiones por capitalización, no obligatorios, pero estimulados mediante diversos incentivos.

Las percepciones de los pensionistas por el sistema de reparto bajarán de en torno al 70% del salario bruto que rige actualmente al 67% en 2030 para quien haya cotizado durante 45 años. La rebaja de las prestaciones comenzará en 2011, cuando quien se jubile verá reducido el nivel de su pensión en un 0,3%. Quien lo haga al año siguiente tendrá ya una reducción del 0,6%, y así hasta 2030. Las cotizaciones se elevarán desde el 19,1% de la actualidad, pero no superarán en 2030 el 22%.

Pero el ingrediente más novedoso en la reforma consiste en la introducción de un componente privado en la financiación de las pensiones. Éste será voluntario y contará con el fomento estatal mediante primas y ayudas. Por este procedimiento, los trabajadores podrán dedicar parte de su salario a fondos de capitalización. A partir de 2002, los trabajadores podrán reservar ya un 1% de su salario bruto para un plan de su elección, esa catidad se irá incrementando hasta alcanzar el 4% en 2008.

Dado el carácter voluntario de los planes de pensiones de capitalización, para animar a los trabajadores a que los constituyan y obtener así una mejor jubilación, se fomentan mediante diversas exoneraciones, exenciones y primas fiscales o ayudas financieras directas para los hogares más desfavorecidos. Estas ayudas para crear planes de pensiones también aumentarán progresivamente.

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